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ArribaAbajo Los Pirineos, pasaje incierto...

Alem Surre García


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En mi primera familia adoptiva, oigo hablar el castellano, el catalán, el occitano y el francés. En primer lugar está el abuelo aragonés y reconocido por todos como testut coma un aragonés. Tan sólo habla de la Fresneda y de Alcañiz donde el aceite de oliva es soberano y a menudo falta el agua. Rechaza volver a España mientras Franco esté en el poder. Pero morirá antes y no volverá a ver su país. Entonces, yo he hecho el viaje y he visto los olivos y he bebido de la fuente del pueblo un agua que da siempre sed...

En Badalona, municipio obrero limítrofe de Barcelona, vivía una parte de la familia. Venían a pasar las vacaciones a nuestra casa, en este valle blanco de talco donde tantos españoles trabajaban en las minas. Nos hacían disfrutar con grandes rebanadas de pan untadas con tomate y un aceite de oliva que traían, claro está, de Alcañiz. Nos afirmaban que contrariamente a lo que la prensa francesa decía, todo estaba cambiando en España, a pesar de Franco...

Mi primer padre adoptivo era un anarco-sindicalista convencido. No comprendí hasta mucho más tarde. Me dio un libro que me había guardado cuidadosamente, sobre las experiencias cooperativas y la guerra civil. Acabo de escribir a este propósito un texto poético al que le he añadido música y que debe publicarse a finales de mes. Evoco en él a la tía Churra en su balcón y su famoso grito de libertad.

La abuela, ella es andaluza. Es conocida por ser orgullosa e intratable. Tan hermosa en su juventud, tan morena. Mi orgullo. Ella viene del desierto de Níjar, cerca de Almería, el «espejo». He prometido ir a ver su pueblo. Voy la semana próxima.

Un día por fin, encontré después de muchos años de investigación, mi familia paterna originaria de Galicia. Habían huido de la miseria y del franquismo. La abuela, como muchas de las gallegas de su época, se había propuesto como nodriza en Barcelona. Mi padre y mis hermanos habían sido identificados como «rojos». Participaron activamente a la resistencia en Ariège. Ellos liberaron el campo de internamiento de Vernet donde muchos españoles sufrieron. Mi tío Paco también había conocido los tormentos de otro campo de reclusión, el de Argelès, pero no nos hablaba nunca de él.

Entonces, aprendí historia, los numerosos campos de internamiento franceses, el cinismo y las terribles contradicciones   —28→   de una cierta república francesa. Vigilo... Escribo en occitano, lengua del pasaje incierto. Es mi manera de resistir a toda máquina erradicadora. Cuestión de dignidad. Los Pirineos son para mí un horizonte insatisfecho. Lo he prometido, iré hasta el final...