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ArribaAbajo Capítulo cincuenta y seis

El apache



1.

El apache ha sido erróneamente confundido, por varios autores, con idiomas que no le son análogos, como el yuma, según indicación de Hervás, y el pawne según Vater. Gallatin también confundió el apache con el cocomaricopa (yuma) guiado por la palabra epach, que en cocomaricopa significa hombre. Violet creyó que el apache tenía relación con el shoshone. Últimamente Orozco y Berra, en su Geografía de las lenguas de México (página 59), toma como apache el chemegue y el yuta, que son idiomas de la familia shoshone, y también cree que es apache el yabipai, perteneciente al yuma. Buschmann, muy buena autoridad tratándose del apache, ha manifestado ya que este idioma no tiene analogía con el pawne, con el yuma, ni con el shoshone. En la presente obra pueden consultarse los capítulos 14 y 18 relativos a las lenguas yumas y shoshones, quedándome por advertir únicamente que la coincidencia de la palabra apache,   —484→   admitida en castellano, y epach del cocomaricopa proviene de que los españoles tomaron esa voz del yuma, aplicándola a otra tribu distinta, según han observado Turner y Buschmann.

De las falsas analogías supuestas con el apache, la que tiene más apariencia de verdadera es respecto al otomí. Por mi parte, he aquí las razones que he encontrado en el curso de mis estudios lingüísticos, para haber imaginado alguna vez parentesco entre esas dos lenguas.

En primer lugar, los idiomas atapascos, a cuya familia pertenece el apache como adelante explicaré, pueden considerarse lenguas paulosilábicos, según la calificación de Latham en su Filología comparativa, con cuya calificación estoy conforme. Pues bien, el otomí como ya lo sabemos, es cuasi monosilábico, así es que, desde luego, aparece alguna analogía morfológica entre otomí y apache. En segundo lugar, consultando autores sobre historia antigua de México, me he encontrado, como se encontró Buschmann, con Arricivita quien en su Crónica dijo lo siguiente: «Estando bastantes apaches de paz en la Misión de San Antonio de Valero, observó un religioso que un indio othomite ladino, que había entrado con la recua de los avíos estaba una noche parlando en larga conversación con ellos, y siendo poco el tiempo que había estado en aquella tierra, le preguntó que si acaso entendía la lengua de los apaches, y satisfizo con que era la misma othomite que él hablaba, y sólo con la diferencia de que ellos variaban la significación de muchas vocales que en la suya querían decir otras cosas; pero   —485→   por el contexto de las otras palabras fácilmente se entendían». La última circunstancia que me haya inclinado a suponer alguna analogía entre otomí y apache es la siguiente; tratando en México con una persona ilustrada, de nación otomí, acerca de su lengua, me dijo que había visto en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística un vocabulario del apache, inserto en una obra norteamericana, y le había llamado la atención encontrar voces otomíes.

Todo lo dicho me condujo a hacer una comparación detenida entre apache y otomí, cuyo resultado ha sido encontrar que hay alguna analogía léxica entre los dos idiomas; pero de palabras aisladas. Esa analogía de palabras aisladas no prueba, pues, fusión completa entre la raza otomí, y menos comunidad de origen; pero sí indica el trato habido entre ellos, trato muy creíble si recordamos que los otomíes, según sus tradiciones, vinieron de los países septentrionales. Este nuevo dato tienen los historiadores respecto a la emigración de las tribus anahuacenses. Voy a presentar un ejemplo de comparaciones entre otomí y apache, señalando las palabras más naturalmente análogas. Me valgo respecto al apache del vocabulario publicado por Schoolcraft (Indian tribes) reduciendo la ortografía inglesa a la española; pero poniendo entre paréntesis las voces apaches como las encuentro escritas. Respecto al otomí sigo a Neve y Yépez.

  —486→  

Apache Otomí
Dios Jisniri (hisneeree) Okha
Hombre Aili (ailee) Yehe
*Mujer Itzan (eetzan) Danzu, ns-itzu
*Niño, muchacho Isken, (eeskane),
itzi-nei (eetzeeney)
Hunttu, b-ahtzi
Padre Diskun (deeskune) Ta
*Madre Ma Me
Hijo Pichyi (peeshyee) Bahtzi
Marido Pirgaun (peergaun) Dame
Cuerpo Dzi (dzee) Hankhiay
Carne Itz (eetz) Ngœ
Cabeza Zi (zee) Ña
*Ojo Sli-da, slinda (slee) Daa
Cabello Sisga (seesga) Xta
*Nariz Tzi (Tzee) Zi-yu
Boca Da Ne
Lengua Der (dare) Khane
Diente Gov Tzi
Mano Lda Ye
Pie Ki (kee) Gua
Corazón Tzuli (tzoolee) Muy
Sangre Tidzel (teedzel) Khi
Cielo Eh (eah) Mahetzi
Mundo Za Nximahay
Sol Skimai (skeemai) Hiadi
Luna Claray,
cla significa noche
Zana
  —487→  
*Estrella Zunz Ztze
Fuego Kou, kon Ztzibi
*Agua Tua (toah) Dehe, (teje)
Río Lugli (looglee) Dathe
Monte Chis (chees) Xantte
*Nieve Tski (tskee),
sajs (sahs)
Sikha
Lluvia Nagosti (nagostee) Ye
*Venado Pakaj (pakah) Phantthoe
*Perro Zi-tzian (zeetzaian) Taio
Pescado Zui (zooee) Hua
Culebra Jivo (hivo) Kheña
Águila Zajntzai Xuni
*Cuervo Kaj-re, tisjua
(tees hooa)
Ka
Flor Chiskusae (cheeskusae) Deni
Maíz Najla Detha
Piedra Zeyzay Do
Sal Nikaz (neekaz) U
Casa Kisti (keestee) Ngu
*Flecha Kaj Tjay
Frío Gusgajz (goosgahz) Nztzec
Muerte Tajzaj (tahzah) Ndahtedu
*Pan Enda-tzuli (endat-zoolee) Thuhme
*Bueno Nitchu (neetchoo) Niza (manho)
  —488→  
*Malo Ze-nto Ntzo
Negro Tisley (teesley) Bode
Blanco Sikaj (seekah) Ttaxi
Uno Tahse, tajse, tas Nra, na-ra
Dos Najki (nahkee) Yooho
Tres Tai Hiu
Cuatro To Gooho
*Cinco Astle K-uta
Seis Kostan Rahto
*Siete Gostede Yohto
Ocho Zapi (zapee) Hiahto
*Nueve Gastai Gutho
Diez Sesara Reta
*Veinte Nahteen Nrahte
Yo Shah Nuga, nugui
Dah Nugue, nuy
Él Ahhan Nunu
Nosotros Tnik (tneek) Nugahe
Vosotros Itzi (eetzee) Nuguegui
Ellos Incha (eencha) Nuyu
Beber Tuichaj (tooeeshah) Ztzi
Bailar Isis (eesis) Ney
Comer Ichaj (eeshah) Tzi
Ver Uski (ooskee) Nuu



2.

El apache, según lo indiqué en el párrafo anterior, es una rama del atapasco, atabasco, tinné o dtinné, el idioma más septentrional del Nuevo Mundo, con excepción   —489→   del esquimal. El primero que conoció la analogía del apache con el atapasco fue el americano Turner, según consta de una memoria que leyó ante la Sociedad Americana de Etnología, y fue publicada en el Literary World del 17 de abril de 1852.

Después de la memoria de Turner, el doctor Buschmann de Berlín ha dado a luz varios escritos más extensos, comparando el apache con las lenguas atapascas. Yo tengo en mi poder un ejemplar de los trabajos de Buschmann sobre el apache que, con sus demás obras, tuvo el autor la bondad de remitirme.

A propósito de uno de los escritos de Buschmann sobre el idioma que nos ocupa en este capítulo, Turner insertó la siguiente nota en la obra Senate Documents (volumen 13):

The manuscript of the present paper on Lieutenant Whipple's vocabularies was delivered to Mr. Whipple in January of this year (1856); and now, in the month of May, as it is going through the press, I have received a copy of Dr. Buschmann's learned and highly interesting treatise on the Athapascan family of languages printed in Berlin in the present year. Dr. Buschmann mentions repeatedly that the discovery of the Athapascen relationship of the Apache nation is due to me; but he claims at the same time as his own discovery, the fact that a similar relationship exists between the Athapascans proper and the Navajos. This claim however cannot be admitted, because in the above mentioned paper published in the Literary World, I treat both of the Apaches and of their congeners the Navahoes. The affinity of   —490→   the Apaches and Navajos has been repeatedly asserted by Spanish and American writers. I need quote only the excellent authority of Gregg. He says: «The principal wild tribes which inhabit or extend their incursions or peregrinations upon the territory of New Mexico the Navajoes, the Apaches, the Yutas, the Caiguas and the Comanches. Of the latter will speak in another place. The two first are from one and the same original stock, there being, even at the present day no very important difference in their language».



A la autoridad de Gregg sería fácil añadir otras de españoles y americanos respecto a la analogía del apache con el navajo; pero bastará citar aquí dos únicamente. Don Juan Cordero, en sus Noticias relativas a la nación apache escritas en 1796, divide a los apaches en 9 tribus del mismo idioma, siendo una de ellas precisamente la navajo.

Un siglo antes de Cordero, por los años de 1697, el padre Niel, en sus Apuntamientos a las memorias del Padre Zárate sobre Nuevo México (§ 108), escribió estas palabras: «A la parte del Occidente de estas excanjaques en aquella extendida medianía que se ve entre aquellos fertilísimos tramos que el P. Zárate llamó tierra de promisión, y el reino de Moqui y serranías de las Cruzadas distante de Nuevo Mézico entre 90 a 100 leguas rumbo Norueste, a que arriba del río Zama, al abrigo de varias serranías que a todos rumbos empinan picachos y cuchillas del que forman varios arroyos que forman cañadas, valles y ancones, habita por muchas leguas la nación de los   —491→   Apaches del Navajo en número muy crecido son de la misma lengua y valor que los Apaches de Xila, sierra Florida y Llanos».

El señor Buschmann, en su última obra sobre el apache (1860), se ha defendido del cargo que le hizo Turner manifestando que él «nunca pronunció la palabra peligrosa e irritante descubrir; que tanto respecto al Navajo como al Xicarilla sólo pretendía haber demostrado su parentesco con el athapasco, porque antes sólo se habían hecho indicaciones, y no comparaciones detenidas».

Lo que hay efectivamente de cierto en la cuestión ocurrida entre Buschmann y Turner es que a éste se debe la primera indicación sobre el parentesco del apache con el atapasco, y a Buschmann la confirmación ampliamente comprobada de ese parentesco. Suum cuique.

También manifestó Turner, al concluir la nota copiada en parte anteriormente, que Buschmann había escrito mal Ticarillas, en vez de Jicarillas, siendo lo primero una errata de imprenta en la relación de Simpson. A este otro cargo observó Buschmann que no podía tenerse por errata de imprenta lo que Simpson repetía no una sino varias veces. Ya más adelante ha escrito Buschmann propiamente xicarillas, pues tampoco es jicarillas como pone Turner. Véanse los autores tanto españoles como mexicanos y se encontrará escrito Xicarillas, como por ejemplo, en el Teatro Americano de Villaseñor (libro 6, página 412), en la Historia de la Compañía de Jesús, por Alegre (tomo 1, página 336), y últimamente en la Geografía de las lenguas de México, por Orozco (página 76).   —492→   Xicarillas es una palabra híbrida formada del mexicano Xicalli y la terminación española de diminutivo. Xicalli es un vaso de calabaza, cuya palabra hemos adoptado en castellano pronunciando jícara. Aun la Academia española ha admitido esta voz en su Diccionario de la lengua castellana con la siguiente acepción: «Vasija pequeña de loza que sirve para varios usos, y principalmente para tomar chocolate». Debe advertirse también respecto al xicarilla que su analogía con el apache fue declarada en México, así como lo hemos visto del navajo, antes que lo hubiese indicado ningún lingüista extranjero. Bastará citar, en comprobación, las Noticias de Cordero ya mencionadas, quien dice terminantemente: «Los Xicarillas son una rama de Apaches Faraones».




3.

Pasando ahora a señalar los países que han habitado o habitan los apaches, me parece que lo más adecuado es transcribir o extractar lo que sobre esto dicen algunos autores bien informados.

El doctor Buschmann, en su referida última obra sobre el apache (1860), inserta un pasaje de la Noticia de California por Venegas relativo a la tribu que habla ese idioma diciendo: «Agrego a este trabajo una fuente antigua; Miguel Venegas da en su Noticia de California noticias extensas sobre domicilio, carácter e historia del pueblo apache las cuales adquieren por la fecha antigua aún más valor». Debo, pues, advertir que las noticias de Venegas sobre los apaches están tomadas de una obra anterior intitulada Apostólicos afanes de la Compañía de   —493→   Jesús, de la cual saco yo como de primera mano, el siguiente párrafo:

El formidable nombre de apaches se ha extendido tanto, y por sus frecuentes sangrientas hostilidades se han hecho tan temibles que comúnmente a todos los Gentiles belicosos se les atribuye. Pero principalmente habla esta relación de los comprendidos en aquel tramo de tierra casi circular, que comienza desde el Real de Chihuahua, cruza hacia el Poniente por los presidios de Xanos, Fronteras y Terrenate, llega al río Gila, sube aun hacia el Norte, hasta el Moqui y Nuevo México, revuelve hacia el Oriente al presidio del Paso, y remata hacia el Sur en el real de Chihuahua. En esta dilatada extensión de tierra, que es de más de trescientas leguas, viven los tan temidos como crueles feroces apaches esparcidos, y divididos en rancherías no muy numerosas entre valles y serranías muy difíciles de penetrar, o por la escasez de aguas en los caminos, o por lo áspero e inaccesible de sus montes.



Veamos ahora lo que dice sobre el domicilio de los apaches otro autor antiguo desconocido a Turner y a Buschmann. Me refiero al interesante documento que ya he tenido ocasión de citar, y tiene el siguiente título: Noticias relativas a la nación apache que en el año de 1796 extendió en el paso del Norte, el Teniente Coronel D. Antonio Cordero, por encargo del Sr. Comandante general Mariscal de Campo D. Pedro de Nava. Las noticias de Cordero se publicaron primeramente en un periódico de México, y después se han insertado en la Geografía   —494→   de Orozco y Berra, con la siguiente recomendación que me parece muy fundada: «Cordero sirvió, desde muy niño, en las compañías presidiales, hizo por espacio de muchos años la guerra a los salvajes, sabía su lengua, había tenido con ellos tratos y relaciones, los conocía bajo todas sus fases, y ninguno como él pudo hablar con tanto tino y tamaña exactitud». Bajo este concepto aprovecho los siguientes pasajes de Cordero:

Es la nación apache una de las salvajes de la América septentrional, fronteriza a las provincias internas de la Nueva-España. Se extienden en el vasto espacio de dicho continente, que comprende los grados 30 a 38 latitud N, y 264 a 277 de longitud de Tenerife.



Después explica Cordero que los apaches se dividen en nueve tribus principales, y pasando a tratar de los lugares que cada una ocupa señala los siguientes límites:

Los apaches llamados tontos coyoteros eran los más occidentales de todos, tenían rancherías próximas a la sierra de presidios de la provincia de Sonora, y algunas ya pacificadas, se establecieron en el presidio de Togson y sus inmediaciones. Confinaban los tontos, por el poniente, con los pápagos, cocomaricopas y yabipais, por el norte con los moquis; por el oriente con los chiricaguis; y por el sur con los establecimientos españoles.

Los apaches llamados chiricaguis tenían su principal habitación en la sierra del mismo nombre. Algunas de sus rancherías consiguieron del gobierno español establecerse pacíficamente en los presidios de Bacoachi y Janos. Confinaban los chiricaguis con los moquinos, por   —495→   el norte; con los tontos, por el poniente; con los españoles por el sur; y con los gileños por el Oriente.

Los apaches gileños tenían algunas rancherías de paz en el presidio de Janos. La generalidad de la tribu colindaba, por el poniente, con los chiricaguis; por el norte con la provincia de Nuevo México; por el oriente con la parcialidad mimbreña; y por el sur con los españoles.

La tribu de apaches mimbreños se dividía en dos clases: altos y bajos; los primeros, que eran los más contiguos a la provincia de la Nueva Vizcaya, estaban sujetos a los españoles y vivían pacíficos en sus presidios de Janos y Carrizal; el país de los segundos era el próximo a la provincia de Nuevo México como la frontera norte; lindaban por el poniente con los mimbreños; por el oriente con los faraones, y por el sur con los establecimientos españoles.

Los apaches faraones ocupaban las sierras intermedias del río Grande del norte a Pecos, siendo el teatro de sus irrupciones las provincias de Nuevo México y de la Nueva Vizcaya. Una que otra ranchería pacífica de faraones se había establecido pacíficamente en el presidio de San Eleazario. Los xicarillas, rama de los faraones, vivían también pacíficos en la provincia de Nuevo México, en terrenos contiguos al pueblo de Taos, frontera de los comanches. La totalidad de los faraones confinaba por el norte, con la provincia de Nuevo México; por el poniente con los apaches mimbreños; por el oriente con los mescaleros, y por el sur con la provincia de Nueva Vizcaya.

  —496→  

Los apaches llamados mescaleros habitaban en las sierras próximas al río de Pecos por una y otra banda, extendiéndose hacia el norte. Generalmente hacían sus entradas por el bolsón de Mapimí, ya para atacar la Nueva Vizcaya, ya Coahuila. Por el norte lindaban con los comanches; por el oriente con los faraones; por el poniente con los llaneros, y por el sur con los españoles.

Los apaches llaneros vagaban por los llanos y arenales situados entre el río de Pecos y el Colorado. Se dividían en tres clases: natajes, sipiyanes y llaneros. Confinaban por el norte, con los comanches; por el poniente con los mescaleros; por el oriente con los lipanes, y por el sur con la línea de presidios españoles.

Los apaches lipanes se presentan como los más orientales, divididos en dos clases: de arriba y de abajo, con referencia al curso del río Grande cuyas aguas bañan su territorio. Los lipanes de arriba estaban enlazados con los mescaleros y llaneros, ocupando los terrenos contiguos a esas tribus. Los lipanes de abajo vivían generalmente en la frontera de la provincia de Tejas, orillas del mar. Los límites de los lipanes en lo general eran los siguientes. Por el poniente los llaneros; por el norte los comanches; por el occidente la provincia de Tejas; por el sur los españoles.

Los navajos son los más septentrionales de los apaches, habitando la sierra y mesas de navajo con diez rancherías fijas a saber: Sevolleta, Chacoli, Guadalupe, Cerro Cabezón, Agua Salada, Cerro chato, Chusca, Tunieta, Chella y Carrizo. Los navajos estaban sometidos a   —497→   los españoles, teniendo por limítrofes a los apaches chiricaguis y gileños hacia el sur; por el norte a los yutas; por el poniente a los moquinos, y por el oriente a la provincia de Nuevo México.

Pasando ahora a consultar algunos autores modernos que tratan de los establecimientos apaches, vemos que Whipple dice lo siguiente: «Los navajos y los pinaleños son subdivisiones de la gran nación apache, que puede decirse, en términos generales, ocupa o más bien vaga en el espacio triangular incluido entre los pueblos de Nuevo México, el Río Colorado y el Gila, de donde se extiende hasta el golfo de México. [...] Los navajos son una poderosa tribu de indios residentes en los tributarios del Río San Juan, al Oriente del Río Grande y al Este del Colorado entre los 35º y 37º latitud Norte. [...] Los pinaleños, según Bartlett, montan a cosa de cinco mil almas, y se extienden en el circuito comprendido entre la sierra Piñal y la sierra Blanca, cuyas dos montañas están cerca de la parte superior del río San Francisco a cosa de cinco días de camino del Gila».

Henry, a quien se debe el vocabulario apache publicado por Schoolcraft, resume de esta manera sus noticias sobre el domicilio de los apaches: «En tiempo de paz viven en los valles del río Gila, del río Mimbres y del Norte, y en tiempo de guerra en las áridas cimas de la sierra Nevada, y en sus ramales; pero jamás han penetrado hasta las playas del mar del Sur».

Orozco y Berra, en su Geografía de las lenguas de México, inserta, como ya lo hemos dicho, la noticia de Cordero,   —498→   y en otro lugar dice: «Los apaches se extienden por nuestra línea divisoria con los Estados-Unidos, desde Sonora hasta Tamaulipas; no estando fijamente establecidos, vagan cometiendo depredaciones en todos los lugares indefensos de aquellas comarcas, llevando algunas veces el exterminio hasta Estados más centrales».

Según el mismo Orozco, en Sonora se encuentran apaches tontos o coyoteros, chiricaguis, navajos, gileños y mimbreños; en Chihuahua faraones, mescaleros y xicarillas; en Coahuila llaneros; en Nuevo León y Tamaulipas lipanes.




4.

No quiero entrar en más pormenores sobre la geografía de los apaches, porque su estado nómada ha ocasionado que varios autores presenten noticias confusas o contradictorias sobre el particular. Paso, pues, a considerar aquella nación bajo el punto de vista histórico, aunque con la brevedad que mi plan exige, siendo filológico y no histórico.

Del origen de los apaches sólo se sabe, por la filología comparativa, que pertenecen a la nación atapasca. Turner ha querido ir más lejos, ha indicado una procedencia asiática; pero Buschmann trata esta opinión con desdén. Por mi parte, diré sencillamente que, en mi concepto, los pueblos de México, cuya historia e idiomas conozco, son autóctonos.

Los apaches carecen de religión y de gobierno. Es cierto que creen en la existencia de un Ser Supremo y Criador que llaman en su lengua «Capitán del cielo»; pero no le dan culto alguno, ni los liga con él la esperanza   —499→   de un premio o el temor de un castigo; para el apache todo acaba con la vida presente.

Algunas relaciones dicen que hay ciertos animales venerados por los apaches; pero esto me parece muy dudoso. El bien informado Cordero lo que sí sostiene es la creencia en un espíritu maligno, de quien se supone depende inmediatamente lo próspero y lo adverso. Como una especie de intermedio para aplacar al espíritu maligno tienen los apaches profetas o adivinos que gozan de la más alta estimación. Esos adivinos practican la medicina, la más rudimental, la aplicación de algunas yerbas, y esto acompañado de ceremonias y cantos supersticiosos.

El gobierno se reduce a la elección, como jefe, del hombre más hábil o más valiente de cada tribu en los casos de guerra; pero sin quitar a nadie su independencia, ni obligarle con vínculo alguno, pudiéndose separar el que gusta cuando es su voluntad. Sin embargo, es de suponerse que hay alguna disciplina militar entre los apaches, tácita o expresa, porque de otro modo no podrían consumar sus campañas como lo hacen, esto es, siguiendo un plan ordenado. Cuando van a la guerra dejan bien guarecidas sus familias, y los hombres de armas salen subdivididos en pequeñas partidas que se reúnen en punto designado. Colocan una emboscada donde les parece ventajoso, y allí atraen a sus contrarios por medio de algún robo parcial. Es increíble la velocidad con que huyen los apaches después de practicado un robo de bestias, que es el principal objeto de sus incursiones, asegurándose   —500→   que en una sola noche suelen caminar hasta 80 leguas. A veces, una pequeña partida de cinco o seis indios hace más destrozos que gran número de ellos, cuanto se ocultan más fácilmente para atacar o retirarse.

Algunos autores antiguos y modernos no conceden los apaches ni aun el valor militar, los pintan únicamente como alevosos y crueles. Sin embargo, Cordero dice: «En la ocasión que más se reconoce el valor o temeridad de estos bárbaros, es cuando llega el lance de que sean atacados por sus enemigos. Jamás les falta la serenidad, aunque sean sorprendidos y no tengan recursos de defensa. Pelean hasta que les falta el aliento, y corrientemente prefieren morir a rendirse». El mismo autor agrega que la vanidad del apache consiste en la fama de valor, teniendo un título honorífico que agregan a su nombre, y es jaskie que significa bizarro.

Las armas favoritas de los apaches son flecha y lanza en cuyo manejo son diestrísimos. Suelen usar también armas de fuego, aunque pocas veces, porque carecen de industria para arreglarlas si se inutilizan.

Los que han tenido ocasión de presenciar las incursiones de los apaches las pintan con los más negros colores. «Horror tiene la pluma -dice Arricivita- para indicar las ferinas costumbres de los salvajes, oprimen con muy duro trato a sus prisioneros dándoles las más crueles muertes, a muchos los queman vivos, y mientras viven les cortan las carnes y a su vista las comen; a pocos les reservan la vida para que les sirvan como Esclavos, o para venderlos a otras naciones: diestrísimos en el manejo de   —501→   los caballos, y en sus acometimientos levantan tal algazara y gritería que sus alaridos infunden terror a los más animosos, y siendo sus ordinarias armas el chuzo y las flechas, las juegan con gran ligereza, brío y destreza, pocas veces pueden resistir ni los cueros ni las adargas: se arrojan como feroces tigres, y por robar traginan toda la latidud de aquellas tierras, causando amarguísimas lágrimas con la increíble carnicería que ejecutan en los que defienden sus bienes y haciendas, o en los pasageros para que no avisen de sus invasiones. Éstas las frecuentan como lobos nocturnos dando con alevosía improvisos asaltos, y valiéndose de las tinieblas de la noche y cautelosos ardides para lograr sus entradas que proporcionan con mafiosa astucia. Logrado su arrojo caminan en una noche increíbles distancias, y hacen su retirada como veloces águilas, dificultando mucho darles alcance. Su alarido deja despavoridos los pueblos, y turbados a los soldados: no es posible hacer cómputo del número de cristianos que han muerto a manos de los apaches, y fuera fastidio mencionar Poblaciones, Minas y Haciendas que se han despoblado por huir de su crueldad. También enmedio del día, y a cara descubierta, han atacado a los pueblos y Presidios, y han ejecutado en los convoyes escoltados de soldados lastimosas muertes, y llevádose grandes despojos». Según afirman varios autores, los apaches no acostumbran, como otros salvajes de América, arrancar la cabellera de sus víctimas.

El estado de guerra es normal entre los apaches, especialmente con los blancos y con los comanches, cuyas   —502→   dos razas consideran como sus capitales enemigos. También hacen expediciones contra otras tribus vecinas, y a veces entre sí mismos es frecuente tengan sangrientas reyertas por cualquier motivo. Cordero manifiesta que los apaches viven en continua desconfianza unos con otros, nunca se hablan sin las armas en la mano con gran cautela, jamás se saludan ni despiden, siendo su acción más urbana mirarse y considerarse un rato recíprocamente.

El alimento más agradable para los apaches es la carne de caballos y mulos; pero también comen la de animales silvestres que cazan, especialmente cuadrúpedos, gustando poco de las aves, y desdeñando completamente el pescado, según se dice. La caza se practica generalmente por toda la tribu sin distinción de edad ni sexo con gran movimiento y aparato. También aprovechan los apaches las frutas silvestres; pero ejercen muy poco la agricultura, reducida a cultivar, por las mujeres, en puntos feraces y de poco trabajo, algún maíz, frijol, calabaza y tabaco. Fuman esta planta, y beben del licor que sacan del maguey llamado mezcal, de la palma y otras plantas; beber y fumar son las principales delicias del apache.

Las tribus que forman la nación que nos ocupa, eligen en lo general para su morada las sierras más escarpadas y montuosas donde encuentran fortificaciones naturales. Sus chozas son circulares, formadas de ramas de árbol y pieles de caballo, cíbolo, etc. Empero, sólo las parcialidades sometidas a los blancos permanecen en un lugar;   —503→   las demás son nómades y cambian de domicilio según la estación del año, según sus planes guerreros o buscando medios de subsistencia. Cuando una ranchería, como llaman los españoles a una reunión de familias, se considera agredida por sus enemigos, se traslada toda con sus animales y útiles, a grandes distancias, con admirable prontitud. En estos casos las cabalgaduras llevan los muebles; pero si carecen de ellas, entonces las mujeres sirven de bestias de carga; las mujeres, en todos casos, conducen a sus hijos de pecho colgados de la cabeza por medio de un cesto de mimbres.

Por lo demás, la condición del sexo femenino es igualmente dura entre los apaches. Las mujeres sobre cultivar la tierra, conforme a lo indicado anteriormente, preparan los alimentos, cuidan las bestias, conducen el agua y la leña, curten cueros, recogen los frutos silvestres, y en la guerra desempeñan el cargo de centinelas u otros que designan los hombres. Éstos no tienen más ocupación que pelear y preparar las armas.

La poligamia se acostumbra entre los apaches, comprando el hombre a la mujer, del padre o pariente más cercano, mejor dicho, cambiándola por algunos utensilios o animales, de cuya manera el hombre es dueño absoluto de la mujer: ésta no es esposa sino sierva. Sin embargo, el divorcio suele tener efecto devolviendo la familia de la mujer el precio de ésta. Un autor moderno, Henry, dice que una sola mujer se considera como la favorita, y que las otras son sus esclavas.

Los escritores más antiguos pintan a los apaches enteramente   —504→   desnudos, sin más que el calzado de cuero; pero ya Cordero da algunos pormenores sobre su traje y aun adornos, si bien lo más sencillo y natural como puede suponerse: pieles, conchas, espinas de pescado, plumas, piedrecillas, raíces odoríferas, etc. Algunos dicen que los legítimos apaches no se tiñen parto alguna del cuerpo; otros aseguran que se pintan cara, brazos y piernas.

La principal diversión de los apaches, especialmente para celebrar una victoria, es el baile. Saltan todos a un tiempo, formando una rueda, colocado cada sexo simétricamente, y de cuando en cuando ocupan el centro dos o tres más ágiles que bailan con suma violencia y dificultosos contorciones.

Los apaches usan el cabello largo, son morenos, sin barba, de ojos vivos, bien proporcionados, muy robustos, fuertes y ágiles, como acostumbrados a la intemperie y a una vida activa, ayudado esto por el buen clima que disfrutan, y por el buen cuidado que tienen de su salud, de tal modo que dejan los lugares donde hay alguna epidemia abandonando a los enfermos que pudieran contagiarlos. Sin embargo, respecto el uso de los alimentos no observan mucho las reglas higiénicas, pues cuando encuentran provisiones en abundancia se entregan a la intemperancia más completa. En tiempo de carestía el apache sabe sufrir la hambre y la sed hasta un punto increíble para el hombre civilizado. Es frecuente, entre los apaches, llegar a cien años, en estado de robustez, pudiendo tomar parte en la caza y aun en la guerra. Empero los ancianos débiles y enfermos son despreciados.

  —505→  

Los apaches, como todos los pueblos salvajes, tienen muy desarrollada la percepción de los sentidos, ejercitados hasta lo sumo ya en distinguir el canto del pájaro verdadero del fingido, que es una contraseña; ya en apreciar la cantidad de polvo que levanta la bestia cargada o vacía; ya en medir la longitud de sus pasos según la velocidad que lleva el hombre o el bruto; ya en distinguir la ondulación que causa en la yerba la fiera que pasa o el enemigo que se esconde. Lo que especialmente ha llamado la atención de los blancos, respecto a la perspicacia de los apaches, es la manera ingeniosa con que se entienden por medio de humazos en sus campañas, sea para atacar o para defenderse.

No falta quien crea que los apaches tuvieron relaciones con los antiguos mexicanos, y que antes de la conquista española poseían alguna civilización. He aquí lo que sobre este particular observa Henry: «Los apaches tomaron poca parte en los acontecimientos del descubrimiento y la conquista de México por su posición y por tener pocas relaciones con Moctezuma. Sin embargo, es probable, a juzgar por la veneración que hacia Moctezuma tienen todavía, que lo reconocieron como emperador y que habían adquirido cierta civilización porque, según la tradición, vivían en paz y cultivaban la tierra. Las orillas del río del Norte, del Gila y del río de los Mimbres estaban llenas de ricas mieses, sus caravanas frecuentaban el imperio de Moctezuma trayendo para su uso objetos de lujo y comestibles. Caído el imperio de Moctezuma, la sed de oro llevó a las españoles   —506→   hasta con ellos, los Apaches los recibieron bien; pero la manía de convertirlos por parte de los sacerdotes españoles los encolerizó. Los españoles fundaron misiones en el río Grande, a las cuales quedaron extraños los Apaches, y pronto se enemistaron los apaches de la sierra y los indios establecidos por los españoles en las llanuras».

No sé qué puedan tener de fundadas las apreciaciones de Henry, especialmente respecto a la semicivilización de los apaches, siendo lo cierto que ningún resto de cultura queda entre ellos, siendo patente que las relaciones más antiguas los pintan siempre bárbaros y salvajes, y por tal razón estableciendo los españoles presidios y misiones. También es notable que otros autores americanos opinan que «los Apaches han sido probablemente los destructores y no los fundadores de la civilización de que existen restos en la orilla del Gila» (Schoolcraft, Indian tribes).

Las noticias más dignas de crédito nos enseñan que la guerra continua hecha por los bárbaros apaches, comanches, etc., a los colonos españoles llamó la atención del gobierno colonial, y entonces ocurrió al sistema combinado de presidios y misiones. Los presidios eran colonias militares; las misiones, establecimientos de religiosos. Los soldados presidiales, agricultores en tiempo de paz, tenían por obligación defender la colonia, escoltar a los caminantes y hacer la guerra a los salvajes. Cuál fue el resultado de los presidios y misiones nos lo indica el escritor tantas veces citado, Cordero, con las siguientes palabras: «No es del caso aquí investigar el   —507→   origen de la cruel y sangrienta guerra que de muchos años a esta parte han hecho los apaches en las colonias españolas. Tal vez la originarían, desde tiempos anteriores, las infracciones, excesos y avaricia de los mismos colonos que se hallaban en la frontera con mandos subalternos. En el día, las sabias providencias de un gobierno justo, activo y piadoso, la van haciendo terminar, debiéndose advertir que no sólo no aspira su sistema a la destrucción o esclavitud de estos salvajes, sino que solicita por los medios más eficaces su felicidad, dejándolos poseer sus hogares en el seno de la paz, con la precisa circunstancia de que bien impuestos de nuestra justicia y poder para sostenerla, respetan nuestras poblaciones sin inquietar a nuestros habitantes».

Cuando desapareció en México el sistema de presidios y misiones, volvieron al estado de guerra muchas tribus de indios ya sometidos, y no obstante que en el presupuesto de gastos del país se han señalado siempre algunas sumas para pagar tropas que persigan a los salvajes, éstos todavía cometen continuas depredaciones, habiendo llegado hace pocos años partidas de ellos hasta cerca de la capital del Estado de Zacatecas, y una ocasión, todavía más al centro del país, cerca de San Luis Potosí.

En la parte de territorio, perteneciente a los Estados Unidos, donde hay apaches, tampoco es nada lisonjera la situación de éstos. He aquí la triste opinión que sobre ellos presenta el doctor Henry: «Para los Apaches parece que con el curso de los años se acerca más y más   —508→   su destrucción. Para el salvaje hijo de las montañas, corrompido por los vicios, enervado por la indolencia y perseguido por ladrón parece no hay un brillante porvenir. Nada, nada sino su extinción y muerte, una total y absoluta extinción».

Aun respecto de los navajos, tribu de apaches pacífica y la más civilizada de ellos, dice el teniente coronel Eaton que durante el invierno hacen incursiones para robar, que habitan en cuevas o en chozas miserables, que no tienen gobierno bien establecido, en una palabra, y son las propias expresiones de Eaton: «No se encuentra en los Estados Unidos una tribu más desarreglada y vil».




5.

En uno de los párrafos anteriores hemos manifestado que Cordero consideraba a los apaches divididos en nueve parcialidades o tribus principales. Conviene ahora a nuestro propósito copiar íntegro el pasaje relativo de Cordero, para hacer luego varias observaciones que nos ocurren: «La nación apache puede dividirse en nueve parcialidades o tribus principales, y varias adyacentes, tomando aquéllas su denominación, ya de las sierras y ríos de sus cantones, ya de las frutas y animales que más abundan. Los nombres con que entre ellos se conocen son los siguientes: Vinni-ettinen-ne, Segatejen-ne, Tjuiccujen-ne, Iccujen-ne, Yutajen-ne, Sejen-ne, Cuelcajen-ne, Lipajen-ne, y Yutajen-ne, que sustituyen los españoles nombrándolos, por el mismo orden, Tontos, Chiricaguis, Gileños, Mimbreños, Faraones, Mescaleros, Llaneros, Lipanes, y Navajos, y a todos bajo el genérico de   —509→   Apaches. Hablan el mismo idioma, y aunque varía el acento, y tal cual voz provincial, no influye esta diferencia, para que dejen de entenderse recíprocamente».

Es fácil observar, desde luego, que hay dos nombres de tribus Apaches donde figura la palabra yuta, lo cual pudiera aparecer como una confirmación de que los yutas son apaches, en contra de lo que nosotros hemos establecido. Observaremos, pues, en primer lugar, que el nombre de una tribu o nación, por sí solo, no puede decidir de su origen; ya hemos visto que apache es palabra yuma, y que no por eso los yumas son apaches, así como que xicarilla es voz de origen mexicano, aunque no son mexicanos los xicarillas. Por otra parte, es fácil conocer que Cordero no confundió los yutas con los apaches, pues al hablar de los navajos explica «que lindaban con los Yutas», mencionando a éstos como nación distinta. Por último, y aun cuando Cordero o cualquiera otro hubiese confundido a los yutas con los apaches la comprobación de su error sería fácil por medio de las comparaciones filológicas que se han hecho y fácilmente pueden repetirse.

Lo que sí recibe una nueva confirmación por la nomenclatura de Cordero es que los apaches son atapascos, atendiendo a la final ne que significa hombre, pues del mismo modo se marcan los nombres de tribus atapascas, usando la terminación dinni o tin-ne que también significa hombre; verbi gratia, las Tlingeha-dinni, los Ambahtaut-dinni, etc.

De la manifestación de Cordero consta claramente   —510→   también no el apache debe considerarse como un solo idioma dividido en dialectos, pues las diferencias de éstos «no influyen para que dejen de entenderse recíprocamente los que los usan». No debemos, pues, considerar el navajo y el xicarilla como idiomas particulares, según lo hace Buschmann, quien, por otra parte, no puede menos sino convenir, tratando de las variedades del apache, en que «muchas analogías confirman ser un solo idioma». Una de esas analogías, observada también por Buschmann, la cual une entre sí los dialectos apaches; pero que las presenta como rama especial del atapasca es la de los adjetivos numerales; éstos adjetivos guardan estrecha analogía en los dialectos apaches, y difieren de los del atapasca.

Sin embargo de todo lo dicho, hoy no es fácil clasificar los dialectos apaches conservando las denominaciones de Cordero, porque no siempre se ha considerado esa denominación; tampoco se conocen todas las variedades principales o secundarias que Cordero menciona o indica. Turner y Buschmann sólo conocieron muestras de cinco variedades del idioma que nos ocupa, a saber, apache, cuyo vocabulario formó el doctor Henry con el nombre general de la nación; apache de las minas de cobre (copper mine), el cual dio a conocer Bartlett; el pinaleño según Whipple; el navajo de que hay dos vocabularios, recogido uno por Eaton y otro por Whipple; el xicarilla según Simpson. Ya hemos explicado anteriormente que los xicarillas son una rama de faraones, y ahora observaremos que el apache de las minas de cobre, por su posición geográfica,   —511→   pertenece al dialecto mimbreño, con cuyo nombre convendrá distinguirle en adelante para evitar circunloquios.

A los cinco dialectos apaches conocidos por Turner y Buschmann, puedo yo añadir muestras de otros dos como veremos en los párrafos siguientes, y son la oración del padre nuestro en lipán, y un vocabulario con el nombre general apache, según se habla en el norte de México; este vocabulario fue recogido por el oficial del ejército francés Ed. Guillemin y remitido al coronel Doutrelaine, presidente de la Comisión científica, literaria y artística de México. Doutrelaine me pasó una copia de ese vocabulario, siendo yo vicepresidente de la sección de arqueología y lingüística en la misma comisión.

Desgraciadamente no se indica en el manuscrito que tengo a la vista, en qué parte precisamente del norte de México se formó el vocabulario. Sin embargo, para distinguirle del apache de Henry, llamaré a éste «apache norteamericano», pues se habla en territorio de los Estados Unidos, y al apache de Guillemin le llamaré mexicano.

Como último dialecto apache de que tenemos muestras, mencionaré el mescalero de que hay ejemplos en obras norteamericanas, resultando que los dialectos del apache hasta hoy conocidos prácticamente son los ocho que siguen:

1.º Apache norteamericano.

2.º Apache mexicano.

3.º Mimbreño (copper mine).

  —512→  

4.º Pinaleño.

5.º Navajo.

6.º Xicarilla (faraón).

7.º Lipán.

8.º Mescalero.




6.

Pasando a hacer algunas comparaciones entre los dialectos mencionados, comenzaré por copiar el vocabulario del apache mexicano, el cual desgraciadamente es muy corto, si bien más completo que otros respecto al sistema aritmético.

Hia-tighil Ciel
Altasé-tazitan Maître des cieux
Thou-pasetsdchinaï Être supérieur
Thou-ipel Enfer
Souce Etoiles
Dchi-ghounahaï Soleil
Clai-ghounahaï Lune
Dchi-cati Jour (lumière)
Clai-tcharoun Nuit
Nigot-sang Terre
Pica-ghounli Homme
Istamen Femme
Chi-thá Père
Chi-má Mère
Chi-já Fils
Chi-hatsai Fille
Titzi Arbre
  —513→  
Ka-sta Poison des flèches
Ztigli-tchalai Sierra
Yghi Chemin
Yané stichitaltuli Bœuf
Yané zhaï Vache
Houskijaï Venado
Ca-tso Lièvre
Ane
Ghli ou kli Cheval
Nogogli Pluie
Naghoulki Il pleut
Hastiga Pleuvoir
Tocata-maghsulki Il va pleuvoir
Dchâ Sombrero
Dchâ-tarigai Caméléon
Klougé Oiseau
Bayé Coyote
Custhó Il fait chaud
Cuskaz Il fait froid
Chigl-Custho J'ai chaud
Scitli J'ai froid
Kyhlago Beaucoup
Hatchilego Peu
Shoundago Custho Très chaud
Shoundago Cuskaz Très froid
Chida-huje Grand faim
Tanghlou Peu d'appétit
Chidata tzitza J'ai faim
Pa-tzitza J'ai soif
  —514→  
Icha Manger
Ni-ná Tu manges
Tan-tang Nous mangeons
Oa-tazang Marcher (andar)
Unda-tzi-thzaya Marche (anda)
Hi-na? Que voulez-vous?
Tant-haï? Comment allez-vous?
Chi Moi
Istla Boire
Ni-thá Tu bois
Itha Bouvons

Jou signifie: Bien, Beau, et Bon.

Dchi-jou: Beau jour, Belle journée.

Picaghounli-jou: Homme bon.

(Achou-) jou: Êtes-vous bien?

Mauvais se dit: Thoun pour les choses, et
Thoun-Djoura pour les persones.

Dchi-Thoun: Mauvaise journée.

Picaghounli thoun-Djoura: Mauvais homme.

Bonjour, dans le sens de la salutation, se dit:
Poustécké.

Numération des Apaches

Les apaches n'ont pas de chiffres pour compter. Ils pourraient n'employer qu'un nombre restreint de caractères, car leur numération parlée est décimale comme on peut en juger d'après leur manière de compter depuis 1 jusqu'à 2000.

  —515→  
  • 1. Tatchlé.
  • 2. Naqué95.
  • 3. Thré.
  • 4. Ti.
  • 5. Astla.
  • 6. Costang ou (Hostang).
  • 7. Costsidi.
  • 8. Sâpi.
  • 9. Costhaï.
  • 10. Cones-nau.
  • 11. Cla-sátla.
  • 12. Nagui-sátla.
  • 13. Thrá-sátla.
  • 14. Tî-sátla.
  • 15. Astla-sátla.
  • 16. Hostan ou costan-sátla.
  • 17. Costsi-sátla.
  • 18. Sápi-sátla.
  • 19. Costhá-sátla.
  • 20. Nattin (ou Nattin).
  • 21. Nattin-tchla.
  • 22. Nattin-naqui.
  • 23. Nattin-thré.
  • 24. Nattin-ti.
  • 25. Nattin-astlá.
  • 26. Nattin-hostang.
  • 27. Nattin-costsidi.
  • 28. Nattin-Sâpi.
  • 29. Nattin-Costhai.
  • 30. Thrá-tin.
  • 31. Thré-tchlá.
  • 32. Thré-naqui.

[...]

  • 39. Thré-costhai.
  • 40. Tis-tin.
  • 41. Ti-tchá.

[...]

  • 50. Astlá-tin.
  • 51. Astlá-tin-tchla.
  • 60. Costang-tin.
  • 61. Costang-tin schlá.

[...]

  • 70. Costsi-tin.
  • 71. Costsi-tin-tchá.

[...]

  • 80. Sâvi-tin.
  • 81. Sâvi-tin-tchá.

[...]

  • 90. Costhá-tin.
  • 91. Costhá-tin tchlá.

[...]

  • 100. Conés-nattin.
  • 101. Conés-nattin tchla.
  • 102. Conés-nattin naqui.

[...]

  • 110. Cla sátla-tin.
  • 120. Naqui-sátla-tin.
  • 130. Thra-sáta-tin.
  • 140. Ti-sátla-tin.
  • 150. Astla-sátla-tin.
  • 160. Costang sátla-tin.

[...]

  • 200. Naquin-conés-nattin.
  • 300. Thrá-conés-nattin.
  • 400. Tit-conés-nattin.
  • —516→
  • 500. Astlan-conés-nattin.
  • 600. Costan-conés-nattin.
  • 700. Costin-conés-nattin.
  • 800. Sapen-conés-nattin.
  • 900. Costhain-conés-nattin.
  • 1000. Conesnau-conés-nattin (10 x 100).
  • 2000. Natin-conés-nattin.

(La caractéristique de la deuxième dizaine est Sátla, celle des suivantes Tin).



Las siguientes comparaciones serán bastantes para poder apreciar las analogías y diferencias del apache mexicano con los otros dialectos, y estas mismas comparaciones servirán como ejemplos del pinaleño, navajo, etc. Es de advertir que el único vocabulario abundante que tenemos es el del apache norteamericano, por cuyo motivo no deben extrañarse frecuentes omisiones. Los ejemplos que de todo puedo presentar los reduzco a la ortografía española, según lo explicado en el prólogo, adoptando la K.

1. HOMBRE

Apache mexicano. Pika-junli. Apache norteamericano. Aili. Mimbreño. Nde. Navajo. Ten-ne, just-kin. Pinaleño. Peyah-ne. Xicarilla. Tin-de. Mescalero. Ende.

  —517→  

2. MUJER

Apache mexicano. Istamen. Apache norteamericano. Itzan. Navajo. Itsomi, istemai. Pinaleño. Etsuni. Xicarilla. Teke.

3. PADRE

Apache mexicano. Tja. Apache norteamericano. Diskun. Navajo. Jai, jik. Pinaleño. Ikai.

4. MADRE

Apache mexicano. Ma. Apache norteamericano. Ma. Navajo. Ma.

5. HIJO

Apache mexicano. Ja. Apache norteamericano. Pichyi. Navajo. Jai. Pinaleño. Jas-tiyu.

6. HIJA

Apache mexicano. Jatsai. Apache norteamericano. Pichaugai. Navajo. Setsi.

7. CIELO

Apache mexicano. Jia-tijil. Apache norteamericano. Ej. Navajo. Iyaj, tatjlit.

8. SOL

Apache mexicano. Dchi-junajai. Apache norteamericano. Skimai. Navajo. Chokonoi. Mimbreño. Chigonakai. Pinaleño. Yajai. Mescalero96. Chu-najai.

9. LUNA

Apache mexicano. Klai-junajai. Apache norteamericano. Kla-rai. (Kla significa noche). Navajo. Klai-jonoi. Pinaleño. Il-sonsaier.

  —518→  

10. ESTRELLA

Apache mexicano. Sus. Apache norteamericano. Suns. Navajo. Sonj, ol-chik. Pinaleño. Elsonsat-yu. Xicarilla. Chaj.

11. TIERRA

Apache mexicano. Nigot-sang. Apache norteamericano. Sa. Navajo. Klej-se ne. Pinaleño. Tles. Xicarilla. No.

12. DÍA, LUZ

Apache mexicano. Dchi-kati. Apache norteamericano. Ski. Navajo. Jostingo, chingo, nilatjlit.

13. NOCHE

Apache mexicano. Klait-charun. Apache norteamericano. Kla. Navajo. Klaigo.

14. ÁRBOL

Apache mexicano. Titzi. Navajo. Sedetzo-bitzi.

15. VENADO

Apache mexicano. Juskijai. Apache norteamericano. Pakaj. Navajo. Piuj, paye, pi. Pinaleño. Nonuan-jaide. Xicarilla. Payah.

16. LIEBRE

Apache mexicano. Katso. Apache norteamericano. Kajso. Navajo. Kajetso.

17. COYOTE

Apache mexicano. Bayé. Pinaleño. Boch.

  —519→  

18. PÁJARO

Apache mexicano. Kluge. Apache norteamericano. Jajsi. Navajo. Tsitze.

19. LLUVIA

Apache mexicano. Nogogli. Apache norteamericano. Nagosti. Navajo. Najelliuj.

20. BIEN, BUENO, BELLO

Apache mexicano. Ju. Apache norteamericano. Nitchu. Navajo. Yajs-juj, ias-ju.

21. MALO

Apache mexicano. Tjun. Apache norteamericano. Zento. Navajo. Toyahs-jonh.

22. UNO

Apache mexicano. Tatchle. Apache norteamericano. Tajse. Navajo. Tlaji, tatjle. Mimbreño. Tachte. Mescalero. Tachee.

23. DOS

Apache mexicano. Nague. Apache norteamericano. Najki. Navajo. Najki, naki. Mimbreño. Naki. Mescalero. Najki.

24. TRES

Apache mexicano. Tjre. Apache norteamericano. Tai. Navajo. Tau, tja. Mimbreño. Tai. Mescalero. Kajyai.

25. CUATRO

Apache mexicano. Ti. Apache norteamericano. To. Navajo. Ti, tji. Mimbreño. Tij. Mescalero. Inyej.

  —520→  

26. CINCO

Apache mexicano. Astla. Apache norteamericano. Astle. Navajo. Estlaj, eskla. Mescalero. Achtle.

27. SEIS

Apache mexicano. Kostang. Apache norteamericano. Kontan. Mescalero. Jostkone. Navajo. Justaj, jastav.

28. SIETE

Apache mexicano. Kostsidi. Apache norteamericano. Gostede. Navajo. Tsotsi, sustsil. Mescalero. Jostide.

29. OCHO

Apache mexicano. Sapi. Apache norteamericano. Sapi. Navajo. Tsaipi, tsepi. Mescalero. Jajpi.

30. NUEVE

Apache mexicano. Kostjai. Apache norteamericano. Gastai. Navajo. Nastai. Mescalero. Njostai.

31. DIEZ

Apache mexicano. Kones-nau. Apache norteamericano. Sesara. Navajo. Nesnaj-nitj-ne. Mescalero. Gonenanai.

32. ONCE

Apache mexicano. Kla-satla. Apache norteamericano. Ostlaj-sata. Navajo. Tlat sajtaj, kla-data. Mescalero. Klatsajtaj.

  —521→  

33. VEINTE

Apache mexicano. Nat-tin. Apache norteamericano. Naj-tin. Navajo. Naj-tin, nat-tin. Mescalero. Natin-ye.

34. CIENTO

Apache mexicano. Kones-nattin. Navajo. Nes-najtin. Mescalero. Gone nantuuj.

35. YO, MÍO

Apache mexicano. Chi. Apache norteamericano. Chaj. Navajo. Chinj. Mimbreño. Chi. Mescalero. Chi o shi.

36. TÚ

Apache mexicano. Ni. Apache norteamericano. Daj. Navajo. Ninj. Mescalero. Di, di-daj.

37. LLOVER

Apache mexicano. Jastiga. Navajo. Jilgotjl.

38. COMER

Apache mexicano. Icha. Apache norteamericano Ichaj. Navajo. Et-ichiuj.

39. BEBER

Apache mexicano. Istla. Apache norteamericano. Tuichaj. Navajo. Teiklank, et-echtlinlj. Mescalero. Ish-shan o ich-chan.

40. ANDAR

Apache mexicano. Tzitjruga. Navajo. Janonuy.

  —522→  

Del dialecto llamado lipán, como se habla en Coahuila, sólo puedo presentar el siguiente ejemplo de la oración dominical, tomado de la colección de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (México, 1860):

Cuttall nezlló ezllá anel ti qui Llatá; setezdanela net agá nautela; nosesene nda tendajé lle agá tandé: tanzanenda agá atanclaju, senegui ti ezllza glezi, aj ullú ti lle llata; Lle tulatan nezllé ja lagé tatichi anizane tatichi en gucecen dé joullé vandaezhé Senegui ajullú da yé nachezonllé tenagé vandaezhec en ne zto agatenjá tendá tlez ti tezchupanen da glicóa genechi te najacengli Gaache lyé net.






7.

Siendo inútil reproducir aquí los vocabularios o listas de palabras apaches que se encuentran en diversas obras, concluiré el presente capítulo haciendo la explicación más general posible sobre la gramática y el mecanismo del idioma que nos ocupa, bajo el concepto de que poco puedo decir sobre esto, porque poco es lo que se sabe.

Dominan en el apache los sonidos guturales y silbantes, encontrándose la s o z diversamente combinada, como por ejemplo, ts o tz; st o zt; tsk, tst. La l también abunda, y se combina de varios modos, verbi gratia, ld, tl, kl, ndl, tle, sjtl.

Tanto en las vocales como en las consonantes se encuentran algunos sonidos confusos, poco determinados.

Hay bastantes palabras cargadas de consonantes, no faltando algunas en que domina la vocal.

  —523→  

Se encuentra la r fuerte, y varias combinaciones de consonantes como nd, nt, kn, etc.

La h suena como j, y es de mucho uso. En navajo se combina frecuentemente con z, es decir, jz.

Se encuentran bastantes monosílabos en lo general del idioma apache, y las palabras de varias sílabas comúnmente son cortas; así pues, este idioma debe calificarse de paulosilábico. (Véase el capítulo siguiente).

Acentos hay varios, cuyo valor ignoro.

Se usa la composición de las palabras; pero en menor grado que en mexicano, mixteco, etc. (Véase el capítulo siguiente).

Respecto a nombres derivados sólo conozco la formación de los privativos en navajo, por medio de una final, o una sílaba antepuesta; verbi gratia, lajkum, dulce; lajkumdaj, agrio; yajsjonj, bueno, to-yajsjonj, malo. To, según la etimología explicada por idiomas afines del navajo, es el adverbio de negación no.

Los posesivos se usan prefijos, en composición con otras palabras, especialmente nombres de parentesco, miembros del cuerpo: mi-padre, mi-cabeza, etc.

En el dialecto explicado por Henry se antepone al verbo ee o e, que según parece significa él, como si en lugar de decir amar, dijésemos él ama.

Las personas del verbo se marcan con el pronombre generalmente prefijo.

Según Henry, el verbo apache carece de tiempos. Esto no debe tomarse en un sentido absoluto, y del examen que he podido hacer de las muestras que tengo de los   —524→   dialectos apaches resulta que el verbo no sólo expresa presente, pasado y futuro, sino también algunos modos, aunque todo al parecer con irregularidad. Lo que debe deducirse, pues, de la aserción de Henry, es que no habrá signos regulares para marcar tiempo y modo, sino palabras auxiliares para suplirlos como si, por ejemplo, se dijera yo amar hoy (presente), yo amar mañana (futuro), etc.

Consta de varios ejemplos que, por lo menos algunas veces, la preposición se antepone a su régimen.







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