Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente



  —[429-430]→     —[431]→  

ArribaAbajoCapítulo cincuenta y cuatro

Comparación del otomí con el mazahua y el pirinda. Caracteres distintivos de la familia otomí



1. Letras

El alfabeto mazahua es menos complicado que el otomí, aunque en mi concepto habría que agregar a aquél varias letras si se conociese más profundamente el sistema fonético del idioma. Sin embargo, fácilmente se perciben en el mazahua los sonidos del otomí h aspirada (de mucho uso), kh, ñ, tt, tz. De todas maneras el mazahua aparece menos cargado de consonantes que el otomí, y es de pronunciación más fácil.

Debo advertir aquí, como un agregado al capítulo anterior, que en mazahua hay algunas letras promiscuas t   —432→   y r, n y ñ, etc., así es que las partículas del verbo to, ta, ti, te suelen sonar y escribirse ro, ra, ri, re; nuu, ver, se dice igualmente ñuu, etc.




2. Sílabas

En mazahua hay dicciones más largas que en otomí, hasta de seis sílabas; verbi gratia, ma-mue-ho-gon-kua-re, después, mientras que en otomí las mayores palabras son de cuatro sílabas, en lo común del diccionario, sin incluir las compuestas que resultan en los adjetivos numerales. Sin embargo, el mazahua debe considerarse idioma cuasi monosilábico como el otomí, ya porque abunda en monosílabos, y ya porque su gramática está fundada especialmente en el uso de partículas separadas. En el capítulo anterior, nota 90, manifesté que aunque el licenciado Yanguas, al explicar el mazahua, advirtió muy acertadamente que las partículas gramaticales iban separadas, el mismo autor en lo escrito, juntaba las partículas con las radicales desfigurando el sistema propio del idioma, y esta circunstancia debe tenerse muy presente. Por ejemplo, se escribe nimuimhi, vuestras almas debiendo ser ni muin hi: ni es el posesivo, muin, el sustantivo, hi, partícula de plural.




3. Género y caso

Ni en mazahua ni en otomí hay signos especiales para marcar ni el género ni el caso.




4. Número

Por medio de una partícula separada se marca el plural, en mazahua, lo mismo que en otomí. En mazahua hay dual con el verbo según lo explicado en el capítulo anterior, § 5. Algo de esto tiene también el otomí, pues persona competente en el idioma me ha hecho ver que en algunos casos, cuando el verbo   —433→   otomí se refiere a dos personas, lleva la partícula hui, la misma que hemos visto en mazahua (loco citato). A este uso debe referirse Neve en su Gramática otomí, cuando en el capítulo 16 trata de lo que él llama concomitancias, y explica así: «Hay algunas expresiones de acciones que en este idioma llamamos concomitancias por ser acciones que se hacen juntamente con otro». Los ejemplos que pone Neve se refieren a dos personas, a saber, «Voy con Juan»; «Vivo con Antonio»; «Tú comes con José»; «Juan comió con Pedro». Las partículas que se usan en estas oraciones, son be, gúi, esta íntima recuerda la partícula hui del mazahua.




5. Pronombre personal

La analogía del pronombre entre otomí y mazahua consta de la siguiente comparación.

YO

Otomí. Nugā, nugui. Mazahua. Ñuze o nuze, pues ya hemos dicho que n y ñ se conmutan.

Otomí. Nugué. Mazahua. Ñutzkhe o nutzkhe.

NOSOTROS

Otomí. Nu-guihé, nugāhé. Mazahua. An-guezguetohi.

VOSOTROS

Otomí. Nu-guégúi, nu-guehū. Mazahua. An-guetzkhehi.



  —434→  
6. Posesivo

He aquí la comparación del posesivo:

Otomí. Ma, mío; ni, tuyo; na, suyo.

Mazahua. Mi, mío; ni, tuyo; ni, suyo.




7. Verbo

Las personas y tiempos se marcan en mazahua como en otomí, esto es, con partículas separadas, cuya analogía consta de la siguiente comparación:

Presente

Otomí. Di, gui, i. Mazahua. Ti, ki, i.

Pretérito

Otomí. Da, ga, bi. Mazahua. To, gui, pi o po.

En las partículas de futuro no hay semejanza entre los dos idiomas si no es respecto a da, del otomí, con ta del mazahua en las terceras personas.

Hay un segundo futuro, en mazahua, cuyo signo es la partícula go repetida; el futuro perfecto en otomí se marca con gua.

Ni en otomí ni en mazahua hay subjuntivo, ni infinitivo. (Véanse las descripciones de estos idiomas). Empero, el mazahua me parece aún más pobre en modos del verbo que el otomí, pues, en mi concepto, no tiene imperativo, supliéndole con el futuro. Desde luego se notará fácilmente que esto no es contrario a la ideología, pues el imperativo expresa tiempo más próximo o más remoto; pero siempre futuro, siendo por ejemplo lo mismo decir: «Compra un libro para mí» que «Comprarás un libro para mí». Por lo demás, he observado que los signos de la segunda persona de futuro son las partículas   —435→   te o ti pues se dice por ejemplo, ti pare, tú subrás, ti mamue; tu dirás. Ti es signo de primera persona de presente, lo cual no obsta, pues basta el tono, bastan los antecedentes y consecuentes de la oración para aclarar el sentido de los homónimos como lo he explicado al tratar del otomí. En castellano la palabra escrib-e, con la misma terminación e, puede ser presente de indicativo (tercera persona) o imperativo. Por otra parte, si el imperativo mazahua tuviese una forma propia lo hubiera explicado el licenciado Yanguas en su obra sobre aquel idioma, y nada dijo sobre ese modo según lo observé en el capítulo anterior. Lo cierto es que el imperativo se encuentra en mazahua marcado con las partículas te o ti, según consta de los siguientes ejemplos:

Te nuu hi, mirad vosotros.

Te phati hi, sabed vosotros.

Ti nuu, mira tú.

Ti mobi, anda tú.

Te ne hi, venid vosotros.




8. Preposición

La preposición se construye en mazahua del mismo modo que en otomí, y tan pobre de preposiciones es un idioma como otro, subentendiéndose muchas veces en el discurso.




9. Sistema léxico

La siguiente comparación de palabras acabará de comprobar el parentesco del otomí y el mazahua.

  —436→  

Mazahua Otomí
Mujer Enttixu D-anxu
Niño Zhiyotti Tzuntti
Madre Ñu o nu (mu) Me
Hijo Chitzi Bahtzi
Abuela Zu Tzu
Hermano Khuarme Khuada
Tío Mo Moo
Tío Huee Ue
Tía Hi Hi
Tía Zizi Zihtzi
Suegro Cha Tza
Suegra Choo To
Pariente Menhi, mehñi Meni
Cuerpo Honxi Hankhiay
Carne Nonguee Ngœ
Cabeza Ñi Ña
Nariz Axiñu Xiñu
Boca Neche Ne
Diente Ezi Tzi
Pescuezo E-yizi Yūga
Mano E-yeche Ye
Dedo Et-ziye Zaha
Uña E-xo Xa
Ombligo E-zome Tzay
Espalda E-xhiti Xuta
Pierna, pie En-khuante Xinthe
Rodilla E-ñihmo Ñahmu
Tripas Hehpoho Thetxepho
  —437→  
Corazón Muibui Muy
Sangre Okhi Khi
Hueso Nchoye Ndoyo
Vena E-ñichi Ñukhi
Cielo Ahezi Mahezi
Sol Yhare Hiadi
Lumbre, fuego Zibi Tzibi
Agua An-dehe Dehe
Monte, cerro Yok-huatte Hantte
Día E-pa Pa
Conejo No-khua Na-khua
Ratón Yo-ngo Ngu
Pájaro Tzinzi Ztzintzu
Gallina Zu-ene Eni
Pescado Am-ho Hua
Pluma Ti-xene Xini
Sementera de maíz Ni-huamhi Na-huahi
Pimiento, chile Ey M-ay
Piedra Do Do
Sal E-o U
Dios Okhimi Okha
Señor Mutze Muhke
Calentura, calor Nopa Npa
Cama Nattoze Nttotzi
Cántaro Xhene Xeni
Ninguno Hi-khua Khoo
Grande Da-chinoho Ma-noho
  —438→  
Bueno Naho Nho
Blanco Nantoxi Ntaxi
Negro Nan-photte Na-bode
Amarillo Nan-kaxde Kaxti
Yo, mío, etc. (Ya se compararon anteriormente)
Saber Pare Padi
Trabajar Berih-pehpi Pephi
Dejar Hezi Hiegui
Mentir Chine Phetni
Beber Zi Tzi
Morir Ndu Tu
Ir Mo, ma Ma
Hablar Ña Ñha
Dormir Ihi Aha
Salir Peye Pueni
Llamar Zhone Nzohni
Venir Ñehe Ehe
Perder Bexi Bedi
Dar Une, yune Unni
Querer Rine Nee
Barrer Paxi Paxi
Ayer Andee M-ande
Acá Makhua Nugua, nukua
Delante Nihmi Na-hmi
Dentro Amboo Nbo
  —439→  
No Hi, hira Hi, hina
De, en Makhe Kha
Sobre Míguihuizi Maxetze
Y, también Ximueñehe Ximanehe

Entre los adjetivos numerales del otomí y el mazahua hay analogía en algunos; pero no en todos como consta de la siguiente comparación.

Uno Daha Nara, nra
Dos Yehe Yoho
Tres Eñhii Xiu
Cuatro Zioho Goho
Cinco Zicha Kutto
Seis Nantto Rato
Siete Yencho Yoto
Ocho Ñincho Hiato
Nueve Zincho Guto
Diez Decha Reta
Veinte Yhotte Nrahte
Ciento Zhichiche Nranthbe
Mil Yemo dechiche Nramoo




En el capítulo cuarenta y dos he manifestado que M. Charencey colocó el otomí al lado del pirinda, como idiomas de una misma familia. Se nota además, comparando el vocabulario de esas lenguas, que tienen algunas   —440→   palabras comunes, aun de las que se llaman primitivas, esto es, nombres de parentesco, mientras del cuerpo, adjetivos numerales, etc. Sin embargo, la verdad es que el otomí y el pirinda son idiomas muy distintos en su mecanismo, gramática y aun parte del vocabulario, como paso a comprobarlo por medio de un paralelo, debiéndose inferir de todo esto que entre pirindas y otomíes hubo una comunicación bastante estrecha; pero no una fusión completa, sucediendo entre los dos pueblos lo que entre árabes y españoles: éstos tomaron algunas palabras de aquéllos; pero lo sustancial de su idioma quedó subsistente, de manera que mientras el árabe pertenece a la familia semítica, el español es del grupo indoeuropeo, familia grecolatina. Así el pirinda forma una familia particular, y por su carácter morfológico pertenece a la clase de lenguas polisintético-polisilábicas de yuxtaposición; el otomí es miembro de otra familia, y pertenece a la clase de lenguas cuasi monosilábicas, según lo hemos visto en el capítulo cincuenta y dos. El otomí es un idioma sumamente sencillo en su artificio gramatical; el pirinda es de lo más complicado que puede darse.


1. Letras

El pirinda no tiene los sonidos particulares del otomí, como la modificación de vocales y ciertas consonantes kk, tt, ñ, kj, etc.




2. Sílabas

En lo común del diccionario el otomí tiene, a lo más, palabras de cuatro sílabas, y abunda en monosílabos. Sólo en los adjetivos numerales es donde el otomí presenta voces más largas que de cuatro sílabas; y precisamente puede atribuirse a la influencia del pirinda,   —441→   porque hay mucha semejanza entre esos adjetivos en las dos lenguas, de manera que la aritmética parece haberse comunicado de los pirindas a los otomíes. Por lo demás, todo lo contrario que en otomí pasa en pirinda, pues este idioma tiene palabras muy largas y pocos monosílabos (capítulo 41, § 4).




3. Composición

En otomí sólo se usan palabras sencillamente yuxtapuestas, sea para suplir la derivación, sea para aclarar el sentido de los homónimos. En pirinda la composición de voces y partículas se acostumbra en el más alto grado, y con gran variedad de procedimientos (capítulo 41).




4. Onomatopeyas

En el pirinda casi no se encuentran voces onomatopeyas, mientras que abundan en otomí.




5. Caso

El pirinda tiene partículas prepositivas para vocativo, forma desconocida al otomí.




6. Número

Para el singular usa el pirinda ocho partículas yuxtapuestas que además indican otras relaciones. Estas relaciones no figuran en la gramática otomí por medio de la única partícula que posee el idioma para marcar singular cuya partícula, por otra parte, no va yuxtapuesta sino separada. El pirinda tiene dual en nombres, pronombres y verbos; en otomí apenas se indica el dual, sólo con los verbos. El mazahua tiene dual, mejor determinado, pero sólo con los verbos; además se advierte que la partícula hui con que se marca dual, en el verbo mazahua, no tiene semejanza con las partículas correspondientes del pirinda (capítulo 41, §16). Los signos   —442→   de plural en matlatzinca son el prefijo ne, y la terminación e. En otomí los signos del mismo número plural son las partículas separadas, ya, pospuesta y e, antepuesta; la terminación e del pirinda, y la partícula e del otomí tienen el mismo sonido; pero se fundan en diferente sistema.




7. Derivados

El pirinda forma derivados por medio de partículas yuxtapuestas sea prefijas, intercaladas o finales. El otomí carece de derivación regulada propiamente dicha, según lo explicado en el capítulo 52.




8. Pronombre personal

El pronombre personal no presenta analogía alguna entre el pirinda y el otomí. (Véase otomí, § 14 y pirinda, § 12).




9. Posesivo

El posesivo, como se presenta en pirinda, es la forma más complicada que puede darse en un idioma, según consta en la descripción del capítulo 41. En otomí el posesivo no sólo es sencillo sino pobre, pues aun de plural carece, reduciéndose a las tres sílabas ma, ni, na que no guardan analogía con el signo general de posesión en pirinda, yeh; con otras de las partículas posesivas del pirinda no es extraño encontrar alguna semejanza aislada respecto al otomí, siendo aquéllas tantas y tan varias.




10. Verbos

Nada más diferente bajo todos aspectos que el verbo pirinda y el verbo otomí. En primer lugar, el verbo pirinda se forma según el sistema de yuxtaposición o aglutinación, mientras que en el otomí domina el uso de partículas separadas, el cual supone un sistema esencialmente distinto. En segundo lugar, el verbo   —443→   pirinda sabe diferenciar el verbo activo transitivo del intransitivo, y éstos del pasivo, del reflexivo, del frecuentativo, etc., etc.; en otomí no hay más que una sola clase de verbos y de conjugaciones. En tercer lugar, el mecanismo de la conjugación pirinda es complicadísimo; el de la otomí muy sencilla. En cuarto lugar, entre tantos signos como tiene el verbo pirinda y los pocos del otomí, apenas se encuentra alguna analogía aislada, y aun así expresando relaciones diversas, como, por ejemplo, Ki del pirinda y gui del otomí: Ki es signo del modo indicativo, y gui es signo de persona. Por último, son desconocidos al otomí los verbos posesivos del pirinda, tan característicos de este idioma, como todo lo que atañe a la idea de posesión que domina en su gramática.




11. Dialectos

Tanto el otomí como el matlatzinca tienen muchos dialectos; pero en pirinda hay la particularidad de que las mujeres generalmente usan su vocabulario especial respecto a los hombres. Esta circunstancia no sé que exista en otomí sino con algunos nombres de parentesco; pero no caracteriza el idioma.




12. Sistema léxico

No obstante, las palabras comunes que se encuentran entre pirinda y otomí, hay en su vocabulario diferencias esenciales como consta de los siguientes ejemplos que sería inútil multiplicar.

Pirinda Otomí
Hombre Ma Yehe
Niño Muvaa Tzintti
Madre Nihui Me
  —444→  
Hijo Dihui Bahtzi
Esposa Baxuy Datzu
Cuerpo Turimi Khakiei
Nariz Mari Siyu
Oreja Che Gu
Barriga Yaa Zittey
Pie Moo Gua
Sol Yahbi Hiadi
Luna Buee Zana
Nube Mahbo Guy
Conejo Thachoo Khua
Ratón Tepoo Ngu
Cuervo Techaa Ka
Paloma Netetuto Doykha
Gusano Teyoxii Zuue
Maguey Xumi Guada
Árbol Tzaa Bay
Chile Xaami Ngi
Maíz Tatui Detha
Frijol Chihu Khu
Casa Baami Ngu
Enfermedad Intey Hieni
Pan de maíz Imehui Thuhme
Vida Inehta Nbuy
Nombre Yuu, yuh Thuhu
Llover Mahbi Uay
Gritar Nenaa Mati
Hacer Hehui Kha
  —445→  
Oler Xuti Yuni
Amar Tochi Madi
Llorar Kuhe Zoni
Matar Betuta Ho
Sembrar Tuhmi Pootti
Hablar Temueti Ña
Venir Ehe Pee, pue
Dar Pahaki Da

Concluiré este capítulo señalando, en pocas palabras, cuáles son los caracteres distintivos del otomí y sus congéneres respecto a los demás idiomas estudiados en la presente obra:

1.º El sistema fonético.

2.º La abundancia de monosílabos.

3.º Los pocos casos de derivación por medio de alteraciones fonéticas o de la yuxtaposición, dominando el uso de partículas separadas.

4.º El sistema léxico en lo general.







  —[446]→     —[447]→  

ArribaAbajo Capítulo cincuenta y cinco

El pame comparado con el otomí. El jonaz o meco, el serrano. Idiomas que forman la familia otomí. Observación sobre el antiguo chichimeco


El señor Orozco y Berra en su Geografía de las lenguas de México dice: «El pame se usa en la misión de Cerro Prieto, (curato de Jacala) del Estado de México, se extiende principalmente por los pueblos de San Luis Potosí, y también se encuentra en Querétaro y Guanajuato. [...] En Querétaro había pames entre los congregados de las misiones, hoy sólo existen en el pueblo de Santa María Acapulco. [...] En Guanajuato, únicamente en la misión de la Purísima Concepción de Arnedo,   —448→   a una legua de Xichú, llamada hoy Villa Victoria». Del idioma pame, relativamente a San Luis Potosí, dice el mismo Orozco lo siguiente: «Idioma que no hemos podido clasificar. Las misiones que llevaron el título de Santa Catalina del Río Verde, comenzaron a ser fundadas en 1607 por el franciscano Fr. Juan de Cárdenas: recibieron el nombre de custodia en la junta general celebrada por la orden en Sevilla, año de 1621: los misioneros obtuvieron en 1677, el socorro de sínodos, que se les pagaron por las cajas reales hasta 1751, época en que los pueblos de por sí podían sostener a sus párrocos por medio de emolumentos. Las misiones quedaron establecidas en la Sierra Gorda, y llegaban a Tamaulipas, antes que D. Antonio Escandón llegara a colonizar allí: sus nombres eran, Río Verde, Valle del Maíz, San Nicolás, Piñiguan, San Antonio Lagunillas, San Juan Tello, San Felipe de Gamotes, San José, San José de los Montes Alaquines, San Nicolás de los Montes Alaquines, la Divina Pastora, pueblos todos de pames a los que hay que agregar de las misiones de Tampico, San Pedro y San Pablo Tamlacuan, San Antonio de las Guayabas, San Francisco del Sauz, San Francisco de la Palma o Zihpaun, San Miguel Tamoltexa, Santa María Tampalantin o Coxoun. Según las noticias de los misioneros, a la fundación de Río Verde, concurrieron no sólo los indios pames, sino los othomís, etc.».

La única obra que he podido encontrar sobre el idioma pame es un manuscrito que me perteneció durante   —449→   algún tiempo y que cedí después para la biblioteca de mi hermano político don Joaquín García Icazbalceta. En ese manuscrito se incluye un tratado sobre otomí y se habla de diversas materias, extrañas a los idiomas indígenas, como sobre volcanes, cuestiones de derecho canónico, etc. La obra aparece, en parte, todavía como un borrador, como apuntes que no recibieron la última mano. Lo más sustancial sobre el pame se reduce a algunas noticias gramaticales incompletas y un pequeño vocabulario pame, mexicano y otomí con algunas palabras del idioma jonaz. El autor de la obra fue el padre dieguino fray Juan Guadalupe Soriano, misionero de los pames, quien la escribió por el año de 1766.

El padre Soriano conoció la analogía del pame con el otomí, pues dice ser idiomas «que se aprenden por las mismas reglas». Es curioso advertir que, según el mismo escritor, el pame y el chino tienen parentesco, lo mismo que se ha dicho del otomí. Me remito especialmente al capítulo 47, pues lo explicado respecto al otomí, comparado con el chino, es aplicable al pame, y aún con más razón, porque este idioma presenta aun más excepciones respecto a lo que se entiende por monosilabismo, según podrá observarse en la descripción que adelante presento.

He aquí como Soriano explica el parentesco de los pames y de los chinos: «El origen de esta nación pame, y muchos autores afirman de todos los indios, dicen que el emperador Xolotl con su gente vinieron de las partes del Japón, China, Corea, etc., transitando a la América,   —450→   por la California, y es opinión que tiene más probabilidad. Y se prueba por inferencia la lengua del idioma pame es cuasi una con el idioma chino; luego hay alguna luz o premisa por donde inferir que estos pames tienen su origen del chino Imperio. Y si no los términos más comunes que estos chichimecos usan, los más se componen de partículas cha, cho; v. g. ga-chao harás luego etcétera, como se verá en el arte. Y el chino los más términos del idioma se componen de las mismas partículas cho, etc.».

Continúa el padre Soriano su relación sobre los pames divagándose en hablar acerca de la supuesta venida del apóstol Santo Tomás a América, en describir minuciosamente las misiones y, sobre todo, en quejarse del mal trato que los soldados españoles daban a los indios. Omitiendo todo esto, sólo me parece oportuno reproducir el siguiente pasaje para tener idea de lo que eran los pames:

La nación pame comienza desde la misión de S. José o Fuen Clara que es donde llaman Sierra Madre, o Sierra Gorda, nación muy abundante de gente esparcidas por los montes y las sierras, y comenzaban desde el parage nombrado Puerto del Aire, a un lado del real de Zimapán y por todos los cerros divagados de Xiliapan, Pacula. En Xiliapan había como cien familias, Pacula pasan de 200, Cerro Prieto o los Montes tienen como 300 familias, Landamas de 300, Tilaco lo mismo, Jalpan como 400, Concaa como 100, Fancoyol como 200. Sigue esta nación por toda la provincia de Río Verde, y   —451→   en fin, ha sido esta nación muy dilatada, aún hoy esto es, que se ha consumido con las continuas pestes. Es gente muy dócil y nada guerrera, muy humildes, aunque por lo común muy grandes flojos. [...] A pocos años que Cortés cogió la corte principal de México, rindieron estos pames obediencia a la Santa Iglesia y al monarca católico. Y se administraron por nuestros religiosos franciscanos observantes, en los principios, y después por ser la mies grande, y los operarios pocos cedieron esto a religiosos agustinos: mantuvieron dos misiones, una en Pacula y otra en Xalpan hasta 1744, que por orden del Excelentísimo Sr. D. Pedro Agustín Cebrián, conde de Fuen Clara virey de este hemisferio mexicano, por superior decreto, se le ordenó al Sr. D. José de Escandón, lugarteniente del virey en la costa del seno mexicano pasara a estas misiones y despojara a dichos agustinos, y entregase la misión de Pacula a los descalzos, y de Xalpam a los franciscanos de San Fernando. Recibidos que fueron, hallaron nuestros religiosos a los chichimecos, aunque sujetos y humildes; pero aun todavía se mantenían en las selvas como fieras, y sólo al trabajo solían comparecer tal cual de los bárbaros instados de su necesidad.



Tratando el padre Soriano del carácter, usos y costumbres de los pames, se expresa de este modo:

El genio de estos indios y de todos los de la América es indefinible, pues el que los trata más, los conoce menos: el tratar con ellos es un lento y dilatado martirio; por lo común, raro agradece un beneficio, pues si se les da alguna cosa dicen, no me lo darán de balde. Como son   —452→   ignorantes son muy maliciosos. Los varones, por lo común, son muy flojos, y sólo les agrada andar por los montes como fieras. Y por esto repugnaron tanto nuestra doctrina en los principios que los sujetaban los ministros, hasta atumultarse y querer quitar la vida a los misioneros. Los hombres son ingeniosos y humildes, por la buena aprenden cualquiera cosa; las mujeres son muy limpias, hábiles y trabajadoras, hacen mantas muy pulidas, buenos huepiles, petates y petacas muy curiosas. La muger acarrea el agua, trae leña, y en fin lo más trabaja la pobre mujer, y el marido se suele estar acostado durmiendo. Las casas de los pames son de zacate o palma; andan descalzos; su vestido es poco menos que la desnudez, pues los más usan su mantilla y una frazada. Su comida es maíz tostado que llaman cacalote y muchos yerbajes. Todavía los más son inclinados a la idolatría, tienen todavía muchísimos abusos y todavía creen cuasi todos en hechiceros o embusteros. Estos pames antiguamente adoraban mucho a Moctezuma, a cuyo dominio estuvieron sujetos muchos años, venerándolo por deidad: adoraban todos al Sol por Dios. Otros tienen sus dioses particulares como unos muñecos de piedra o palo. Usan también de sus bailes, y a la casa donde bailan le llaman catoiz manchi, que quiere decir casa doncella. Este baile lo usan cuando siembran, cuando está la milpa en elote, y cuando cojee el maíz se hace este baile a son de un tamborcillo y muchos pitos, y con mucha pausa comienzan a tocar canciones tristes y melancólicas. En medio se sienta el hechicero o cajoo92 con su tamborcillo,   —453→   y haciendo mil visajes clava la vista en los circunstantes. Y con mucho despacio se va parando, y después de danzar muchas danzas se sienta en un banquillo y con una espina se pica en la pantorrilla y con aquella sangre que sale rocía la milpa, a modo de bendición. Y antes de esta ceremonia ninguno se arriesgaba a coger un elote de la milpa, decían que estaba doncella: después de esta ceremonia le pagaban al embustero cajoo o hechicero, y comenzaban a comer elotes todos, después mucha embriaguez, a que son los indios muy inclinados. [...] Es grande la creencia que los más indios tienen a estos hechiceros, los que tienen sus superiores que llaman Madai bajoo, que quiere decir hechicero grande. Y esta canalla se emplea en curar a los enfermos, y el modo es soplarles todo el cuerpo, y aquel soplo lo guardan en una ollita, la tapan muy bien, la llevan a enterrar junto a esas piedras o ídolos que tengo referido. [...] Esta maldita gente que llaman cajoos o hechiceros, los veneran y tienen al modo que los católicos tienen sacerdotes. [...] Cuando pare alguna mujer, se usa que ya que la parida puede salir, señala el día de su fiesta, y para el día asignado se juntan los parientes, le trae el padrino un cuchillo pequeño, se lo pone a las manos, y después lo sacan por fuera de la casa dando muchas vueltas, y si la ahijada es mujer le ponen una oaxaquita, un cántaro u otros trastes y acaban por embriagarse todos. Si se muere alguno en una casa le abren puerta para que salga el cuerpo, y si lo sacan por la puerta hecha, cierran ésta y abren otra.



  —454→  

Concluye Soriano su relación sobre los pames, encareciendo los trabajos quo pasaban los misioneros, y como nota o agregado dice: «Yo fundé la misión de la Purísima Concepción de Bucareli el año 76 mes de Agosto en Ranas y en el Pláteno. [...] Este año de 77 se secularizaron las misiones de Pacula, Xiliapan y Carro Prieto. Su primer cura interino fue D. Francisco de la Peña».


1. Alfabeto y pronunciación

Siendo tan difícil la pronunciación del pame que con sólo la viva voz podría enseñarse bien, me parece conveniente, por lo menos, copiar las siguientes reglas que da el padre Soriano:

Las vocales claras se pronuncian como tales, como acontece en castellano. Las vocales confusas que son diptongos, se pronuncian cerradas los dientes respirando por las narices. Las narigales, que se conocen por el atento circunflejo, se pronuncian del todo por las narices, abriendo los dientes.

Cuando se escriben dos tt y z en esta forma ttz, su pronunciación es de zumbillo haciendo como moscón. Cuando se quita una t y se escribe tz, se pronuncia con más suavidad, abriendo la boca.

Tiene pronunciación que llaman ovejal, y se notará con una raya en el principio, y es cuando se pronuncia a modo de oveja, caídas las quijadas.

Usa también este idioma de la pronunciación singultada o detenida, la cual es llamando el resuello para dentro.

Cuando se escriben dos tt seguidas, se llaman tt fuertes, y se pronuncian azotando la lengua contra los dientes.

  —455→  

Tiene letras aspiradas las que se pronuncian como cuando se tose.

La x se pronuncia silbando, y se reprueba que esta letra haga las veces de la s.

Tiene guturales que son toda su pronunciación en la garganta.

Las vocales son, a, e, i, o, u. La y griega entre latinos se toma por vocal, y en este idioma acontece lo mismo. De estas vocales se hacen varios diptongos.

En este idioma la h, a más de que en muchos vocablos sirve de aspiración, hace las veces de j y g.

La c se pronuncia como en castellano, pero también hace las veces de s, y cuando esto acontece se le pone una cedilla.

La u vocal después de q se pronuncia como en castellano, lo mismo es después de g.

Carece el idioma pame de las letras siguientes: de la f, de la l, y en algunas misiones, como en esta, de la r.

El vocablo con vírgula arriba es narigal, con raya en medio gutural, y con vírgula abajo es pectoral.



Lo explicado basta para comprender fácilmente la analogía fonética que hay entre el pame y el otomí. Véase lo dicho sobre este idioma, y su comparación con el mazahua.




2. Sílabas

El pame no es un idioma monosilábico, como se entiende el chino, por las mismas razones que he explicado sobre el otomí; y con más fundamento todavía, pues el pame presenta en lo general del diccionario, palabras más largas que el otomí, menos monosílabos   —456→   significativos, y como lo veremos al tratar del verbo tiene más casos de cambios fonéticos y de yuxtaposición para derivar, cuyos procedimientos son extraños al chino. Sin embargo, el pame no es polisintético sino cuasi monosilábico como el otomí, conforme a lo explicado sobre este idioma. Efectivamente, en pame abundan los monosílabos, muchos de ellos significativos en composición, es decir, formando palabras de varias sílabas; las voces más largas son de cinco o seis sílabas como en mazahua, y en fin, su sistema gramatical se funda especialmente en partículas que deben escribirse separadas. Bastante indica el verdadero sistema del idioma el padre Soriano cuando lo compara son el chino, segura el pasaje copiado al comenzar este capítulo, no obstante que escribe frecuentemente los signos gramaticales del pame uniéndolos a las radicales por un uso vicioso, que hemos visto extendido al otomí y al mazahua. Recuérdese que al tratar de este idioma observamos que el licenciado Yanguas explicó terminantemente que las partículas debían usarse separadas, y sin embargo él las juntaba con las radicales.

Otra circunstancia que desfiguró especialmente al otomí, y lo mismo altera en ocasiones el aspecto del pame, es la cargazón de letras para explicar la pronunciación. Por ejemplo, en uno de los padres nuestros del pame, incluidos en la colección de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, y que copiaremos luego, se encuentran palabras como ésta que parece sumamente larga no teniendo más que cinco sílabas:

  —457→  

qquihn-gnahg-hnhehrr-gguh-uhh.

Para traducir la voz española Jesús escriben así: GGehssuhs, empleando casi doble número de letras.




3. Homónimos

Encuéntranse en pame voces rigorosamente homónimas como otomí. Otras no lo son, pues se distingue bien su significado, como en cualquier idioma, según la sílaba donde carga el acento.




4. Casos

El pame no tiene declinación para expresar el caso como no le tiene el otomí.




5. Género

Las únicas palabras fuera de macho y hembra, que encuentro en pame para distinguir el sexo, son los pronombres cudoo, aquéllas, y cudelea, éstas. En otomí tampoco hay género propiamente dicho.




6. Número

El padre Soriano dice en un lugar de su obra lo siguiente: «Las declinaciones de los nombres de estos idiomas, pame y othomí es realmente una, la cual es por los nombres de singular y plural. En el singular, a todos los nombres así simples como compuestos se les antepone la partícula na, y en el plural ya: la partícula na corresponde a el, la, lo, y la partícula ya a los, las». De aquí parece que el pame y el otomí tienen exactamente las mismas partículas con el objeto de expresar el número; pero de otras explicaciones y ejemplos del padre Soriano consta lo siguiente. La partícula na marca generalmente el número singular, como en otomí; pero algunas veces esa partícula es ni, acaso por cambio meramente eufónico. El plural se marca en pame, con la partícula antepuesta di, y en algunos nombres   —458→   con la terminación t. He aquí uno de los casos de yuxtaposición que señalo a los que pretenden considerar estos idiomas como monosilábicos puros. La final t de plural se usa también con el verbo.




7. Composición

Hemos visto al tratar del otomí, que este idioma usa poco de la composición respecto a las lenguas sintéticas y polisintéticos. Lo mismo sucede en pame, de manera que aun en algunos casos donde Soriano dice que se juntan unas palabras con otras, no hay tal unión según consta de sus mismos ejemplos. Hablando, verbi gratia, del pronombre de la segunda persona en caso oblicuo dice: «Cuando se junta con nombre acaba éste en K, como tu hermano nii mixok». Vemos aquí que no se dice niimixok, esto es, no forman una sola palabra el posesivo y el nombre.




8. Pronombre personal

El pronombre personal en pame es el siguiente:

Yo. Kagao, Kagaok, Kaok, Kao.

Tú. Jok.

Aquél. Kunu.

Nosotros. Kaokma.

Vosotros. Jokon, jokne.

Aquéllos. Kudo.

La analogía del pronombre pame y otomí se percibe en la primera y tercera persona del singular: K-agao, en pame, N-uga, en otomí; K-unu, en pame, n-unu en otomí.

  —459→  

El plural de la primera persona se marca con la partícula final ma, que recuerda la partícula me del mazahua, con el mismo objeto en el posesivo.




9. Posesivo

El posesivo mío, o de mí, en pame, es Ka-nue o nuee. Tuyo o suyo, en el mismo idioma, es nii; en mazahua ni, también para las dos personas; en otomí ni para la segunda y na para la tercera.

Cuando el posesivo de la segunda persona de singular se junta con algún nombre termina éste en K; verbi gratia, nii mixok, tu hermano.




10. Demostrativo

El demostrativo en mazahua es Kunee, Kunea, éste; Kuddea, éstos. Al nombre, al cual se refiere el demostrativo, se agrega una n final.




11. Verbo

Las personas del verbo pame se conocen no sólo por el pronombre sino por partículas que marcan tiempo y persona. Las partículas de indicativo presente son ya, ki, u, verbi gratia:

Yo enseño. Ya xaop.

Tú enseñas. Ki xaop.

Aquél enseña. U xaop.

Igual sistema es el del otomí, habiendo analogía de forma en la segunda partícula que en otomí es gui, y en mazahua Ki, lo mismo que en pame. La partícula u del pame es en otomí y en mazahua, i.

En pame, como en mazahua y en otomí, las mismas partículas de singular sirven para plural distinguiendo el pame este número del modo siguiente: la   —460→   tercera persona generalmente con sólo el pronombre de plural, y las otras personas agregando una m o una t, la cual rara vez he visto en la tercera persona. El primer medio es análogo al del otomí, pues m puede considerarse como la terminación ma de plural en el pronombre personal; en otomí el plural del pronombre marca el número en el verbo. El agregado de la t es un procedimiento igual al del mazahua, pues este idioma marca el plural, en el verbo, con el mismo signo que en el nombre; en pame, t, según lo hemos dicho antes (§ 6), es signo de plural con el nombre. Lo dicho sobre los plurales se entiende no sólo respecto al presente de indicativo, sino a los demás tiempos, así es que excusamos repetir una misma regla.

Las partículas del pretérito imperfecto, en pame, son Ku o Kun, Ki o Kin, Ku o Kun; agregando a esta última el pronombre se evita todo equívoco con la primera persona. Ejemplo:

Yo enseñaba. Ku xaop.

Tú enseñabas. Kin xaop.

Él enseñaba. Kunu Ku xaop.

El pretérito perfecto se distingue por medio de las partículas Kunu, Kine, do o du, verbi gratia:

Yo enseñé. Kunu xaop.

Tú enseñaste. Kini xaop.

Él enseñó. Du xaop.

  —461→  

Entre las partículas pames de los pretéritos y las correspondientes del otomí y mazahua, hay analogía en la partícula de la segunda persona, a saber, en otomí y mazahua gui, en pame Ki, Kin, Kini.

El futuro se conoce en pame por medio de las partículas ga, gui, ga; esta última no se confunde con la primera por medio del pronombre. Ga, gui son las mismas partículas que usa el otomí en el futuro. Ejemplo del pame:

Yo enseñaré. Ga xaop.

Tú enseñarás. Gui xaop.

Él enseñará. Kunu ga xaop.

El imperativo en pame se marca cambiando la final de indicativo en tt o agregándole esta letra; verbi gratia, xaoptt, enseña tú. He aquí otra forma que convencerá no ser estos idiomas monosilábicos puros. En otomí no hay signo especial para el imperativo; pero se fija el sentido también con el agregado de una palabra. (Véase otomí, § 22).

Subjuntivo no hay en otomí, y en pame sólo tiene pretérito imperfecto, siendo sus partículas da, Kin, da, determinado el sentido de esta última, respecto a la primera, como ya lo hemos visto en casos iguales con el pronombre.

Infinitivo no hay en pame, como tampoco en otomí ni en mazahua.




12. Cambios fonéticos en los pretéritos y en el futuro

Hemos visto al comparar el chino con el otomí   —462→   las alteraciones fonéticas de este idioma en el pretérito. En pame esas alteraciones se observan no sólo en el pretérito, sino también en el futuro, según consta de las siguientes reglas que da el padre Soriano:

Los verbos que en la segunda sílaba del pretérito tienen p la mudan en g; v. g. yo ayudaba Ku pait, tú enseñabas, Ki gait. En la tercera persona de singular muda la p en m; v. g. aquél ayudaba, Ku mait. Los verbos que tienen en la segunda sílaba x la mudan en ch; v. g. yo enseñaba Ku xaop, aquellos enseñaban, Kuddo Ku chaop.



Los ejemplos anteriores se refieren al pretérito imperfecto; pero es de advertir que la misma clase de cambios fonéticos experimenta el pretérito perfecto de esta manera, p en g; a en t; x en ch. Sin embargo, de los ejemplos puestos por Soriano, consta que lo segundo no es un cambio, sino un agregado; verbi gratia, Knu aum, yo quemé; Kuddo du taum, aquéllos quemaron. También en otomí hemos visto que unas veces hay cambio y otras agregados.

En el futuro pame hay agregados y cambios como en el pretérito; verbi gratia, ga aum, yo quemaré; Kunu ga naum, aquél quemará (añadiendo una n inicial). De ga pait, yo ayudaré, sale Kunu ga mait: aquí la p cambia en m.




13. Verbos en t

«Algunos verbos que comienzan en t -dice Soriano- no se conjugan, sino que como es el presente así son los demás tiempos. Los más verbos en t se conjugan con advertencia, que el presente como es la primera persona son todas las demás en algunas; v. g.   —463→   tinaaz que significa levantarse, toneit que significa bendecir, aunque en la tercera persona de plural muda la t en u, aquéllos bendicen uneit».

De estas palabras de Soriano se infiere: 1.º En pame algunos verbos que comienzan por t son defectivos, no teniendo más que presente. 2.º Otros verbos en t sólo distinguen las personas en presente por medio del pronombre; verbi gratia, Kao tinaaz, yo enseño, Jok tinaaz, tú enseñas, etc. 3.º Algunos verbos en t distinguen la tercera persona de plural con el signo u que hemos dado a conocer (§ 11).

También explica Soriano respecto a los verbos en t, aunque según parece como una excepción, lo siguiente: «El verbo tidoet, peleo, en la segunda persona se le añade una h, y en la tercera. El verbo Takeoe, volver, se conjuga en todos tiempos como los que llevan la partícula ya».




14. Adverbio, preposición y conjunción

Respecto al adverbio, preposición y conjunción no da regla alguna el padre Soriano, ni presenta ejemplos bastantes para poderlos establecer yo con seguridad, así es que me limitaré a presentar ejemplos de esas partes de la oración en las comparaciones léxicas.




15. Dialectos

En la colección de Padre nuestros de la Sociedad de Geografía y Estadística constan tres ejemplos como de otros tantos dialectos del pame. Omito aquí el primero, poniéndole más adelante, porque pertenece al idioma jonaz, y sólo copio los otros dos: uno de ellos se refiere al dialecto hablado en la ciudad de Maíz, San Luis Potosí,   —464→   y el otro al que se usa en la antigua misión de la Purísima Concepción de Arnedo, Guanajuato. Téngase presente lo que ya expliqué sobre la cargazón de consonantes que se observa en uno de estos dialectos. Según las comparaciones que he hecho, el pame explicado por el padre Soriano corresponde a un tercer dialecto probablemente el principal, el más extendido.

Caucan xugüenan, que humiju cantau impains, achscalijon gee nigiu yucant gee cumpó, chaucat gee quimang, ac-gi cumpó acgi cantau impain. Senté caucan senda gunó yucant chiné ijuadcatan caucan humuts, ac-gi pain caucan hujuadptan á caucan humunts. y mi negenk do guaik guning cacaa yeket vali ening. ac-ge-bo.



Ttattahghuhgg, ighegh ddih uhvoh hinh gghih qquihhmissches. ughgnjuhgh ttahghgihh innddisseh Qquihihihh uhggúho uhghg gühihh rrehhino, Ih qquih üghgghihghh wohlluhn ttáh ighschchahh, Assi uhggüghh commo ub vóhnnihghh. Uhngheddi uhvrá hhvíhn qquihhphpohggühuhh, yhchihh uh vehvéhh ihghgühohgühuhh ih qquih ih chi wchveh ihhmhurhggühuhh uhhohddi nuch hêhôhúg. Asi commo ahpe hpâhhddi ihec âhggühuhh kuhmhûhrúhhg uhohnddí ahphpiggühúhh. Ih qquihnnahghnhêhrrg. gühuhhphpahagh, Ahnáhssuhqquih huhnhéhh. Mahhsséhh. Uihbbráhrhr ihhehggühuhh. Ihghgôhttahhehréh Ggéhssúhs.






16. Comparaciones léxicas relativas al pame

He aquí algunas comparaciones léxicas entre otomí y   —465→   pame, contrayéndome, respecto a éste, al dialecto que explica Soriano.

Otomí Pame
Muchacho Zinti Xití
Vieja Dajtzu Maxu
Padre Ta Tataa
Agua De-je Ba-jaa
Arroyo Hie Haa
Noche Sui Sao
Tarde N-indeo D-adae
Gato Mixi Mixi
Águila Xini Ka-xaim
Cuervo Kaa Ba-kaa
Piojo Tto Ntoo
Pulga Na-a Nu-ee
Cierta especie de abeja Kogui Koga
Cierta especie de garza Xinchu Xikau
Calabaza Muu Muhui
Aguacate Zanii Zaon
Cierta especie de maguey Gaza Kaza
Flor Deni Ndo
Yerba comestible Ya-xitaa Xixaa
Piedra Do Ku-do
Arena Bomu Mumui
Barro Pejai Tu-pae
  —466→  
Cuerpo Ha-nkiay Nke
Ojo Daa Tao
Pestaña Xidaa Xidao
Nariz Xiñu Xinua
Diente Zi Zei
Ombligo Zai Tai
Lágrima Guidaa Kidao
Copete Katzia Kaaz
Oreja Gu Gao
Templo Nika Pika
Flecha Thai Taa
Olla Tzei Zei
Bueno Nho Ma-hau
Uno Na-ra Na-ndaa
Diez Reta Extoto
Nadar Xahaa Xïhiau
Asar Jiazi Jatz
Cantar Tuhu Tapahat
Querer Nee Nou
Hacer Kha Chao
Morir Tu Du
Decir Ma Moo
Ver Nu Ga-nu
Ayudar Patzi Paat
Hurtar Pée, phe Peea
Escupir Tzotzi Chotz
Probar Tza Chao
  —467→  

Recuérdese que en estos idiomas, aun en uno mismo, conmuta tz en ch.

Morder, tzate, tzon.

Yo, mío, etc., véanse en las comparaciones gramaticales.




17. El jonaz o meco

Pasando ahora a tratar del idioma jonaz o meco, comenzaré por transcribir la siguiente noticia que da el señor Orozco en su Geografía de las lenguas de México: «Siendo inútiles las providencias tomadas por los vireyes para sostener las depredaciones de los indios chichimecos, D. Luis de Velasco el 2.º encargó su reducción, hacia 1594, a los religiosos de S. Francisco, primero, y en seguida a los jesuitas. En consecuencia, fue fundado el pueblo de San Luis de la Paz, en memoria del virey y del gran fruto que se esperaba sacar con el establecimiento del pueblo. La parcialidad de chichimecos, que fue congregada, pertenecía a la familia de los tonaces o jonaces, cuya lengua se llamó meco por los misioneros, lo mismo que denominaron la de los habitantes de San José Vizarrón en Querétaro».

En otro lugar dice el mismo señor Orozco: «El meco de los indios jonazes o tonazes, en Querétaro y Guanajuato, parece corresponder al othomí». Esta sospecha del señor Orozco respecto al parentesco del jonaz con el otomí es una realidad.

Por una parte veo que el padre Soriano, en su obra sobre el pame, dice que «a los jonaces llamaban también othomites». Por otra parte, comparando los   —468→   ejemplos del jonaz (que trae el mismo autor) con el otomí, se confirma la analogía que hay entre esos idiomas. Sin embargo de esto, debemos considerar al jonaz unido con el otomí por medio del pame, pues a este idioma se acerca más inmediatamente, según consta de las comparaciones que voy a presentar, y que no extiendo más por falta de materiales. La relación entre el jonaz y el pame es tan estrecha, que en la colección de Padre nuestros de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística se puso el jonaz como dialecto pame, según lo observé anteriormente (§ 15). He aquí el Pater en idioma jonaz según la citada colección, y luego presentaré las comparaciones con el pame.

Tata mícagon indis bonigemajá: indis unajá groztacuz: Quii unibó: Nage eu nitazá, unibó ubonigí: Urroze paricagon uvinguí, ambogón bucon gatigí bajir gomór, como icagon gumorbon quipicgohichaugó; nenanguí nandazó pacunimá, imor gó cabonjá pajanir. Amén Jesús.



Pame Jonaz
Doncella Manze Mataa
Viuda Mahoo Mahoo
Sol Nampae Mane
Estrella Kaxau Gatoe (Katoe)
Año Xapao Xapa
Hoy Chea Ichi-yau
Pasado mañana Turumpae Pi-taroni
Noche Zao U-zaa
  —469→  
Cabeza Kanau Kiaymo
Pelo Exkagnei Xanue
Diente Zei Ga-zei
Cerilla de los oídos Pankau Panchaa
Pescuezo Excoma Xunee
Mano Exkampo Kambo
Barriga Nampao Nambaa
Ombligo Taii Taa
Sangre Ichii G-achee
Piojo Itoo N-uroo, n-utoo
Colorado Guua Guazol
Azul Ninkijuiz Zinkijuiz
Amarillo Nijan Zijan
Uno Nandaa Nataa
Dos Tilloe Tikuive
Tres Tignum Tignum
Cuatro Tipa Tipaa
Cinco Ixbotont Zemoxo
Seis Tikiana Tokou
Siete Tekitilloe Piiuu
Ocho Tekitignum Tachea
Nueve Naujea Najujui
Diez Extoto Chioxjo
Yo Kagao I-kag
Jok I-jiok


  —470→  
18. El serrano

En la colección de Padre nuestros de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística hay un ejemplo de esa oración con el nombre de serrano, cuyo idioma se habla en la Sierra Gorda. Fácilmente se nota que el serrano se parece al otomí aún más que el pame y el jonaz. Por ejemplo, la palabra mahetzi, cielo, es común al serrano y al otomí, mientras que en pame (dialecto explicado por Soriano) se dice Kininit, y en jonaz, urrue. El serrano no solamente es más parecido al otomí que el pame y el jonaz sino que el mazahua; verbi gratia, en mazahua padre se dice yho, en otomí ta, en serrano tai. De tal manera hay analogía entre otomí y serrano que el Pater, en este idioma puede traducirse casi todo por medio del diccionario y de la gramática otomíes; he aquí una comparación, poniendo primero el otomí y luego el serrano:

1. Ma ta he. Mío padre nosotros.

1. Ma tai je. Mío padre nosotros.

Ma, mío, posesivo; ta, sustantivo; he, nosotros. El significado es «padre nuestro», porque como lo hemos dicho al tratar del otomí (capítulo 51, § 15), en este idioma el posesivo carece de plural que se suple con la adición del pronombre personal. Lo mismo exactamente se verifica en serrano; nótese que he y je suenan lo mismo, porque la h en otomí es aspirada.

2. Ni buy. Tu habitación.

2. Gui bu. Tú habitas.

  —471→  

Ni, posesivo; buy, sustantivo.

Gui, partícula de la conjugación igual a la correspondiente del otomí, para designar persona y tiempo. Fácilmente se percibe la analogía que hay entre el sustantivo otomí buy y el verbo serrano bu.

3. Mahetzi. Cielo.

3. Mahetzi. Cielo.

Tanto en otomí como en serrano se omite la preposición en.

4. Da ne ansu. Llaman santo.

4. Ki sunda too da gue. Santificado sea.

Da, partícula de la conjugación, ne, verbo; ansu, corrupción del español santo.

Sunda es corrupción del español santo, menos desfigurada la palabra que en otomí; Ki, too, partículas que no puedo explicar por falta de datos; pero que sospecho sirven para dar a la palabra santo significación equivalente a participio o adjetivo verbal, santificado.

Da gue: da es la partícula del verbo igual a la del mismo modo, tiempo y persona en otomí; gue, palabra que significa existencia, la misma que en otomí suple al verbo sustantivo (capítulo 51, § 25). Se notará que la oración del Padre nuestro que vamos analizando es más literal en serrano, respecto al español, que en otomí.

5. Ni huhu93. Tu nombre.

5. Rit tuju. Tu nombre.

  —472→  

Entre el posesivo ni del otomí y rit del serrano hay poca analogía; pero es más completa la semejanza, de lo que a primera vista parece, en los sustantivos huhu, tujn porque la h es igual a j en otomí, y porque Neve escribe thuhu con t inicial. También Yépez en su vocabulario otomí escribe thuhu. Aquí debo advertir que, respecto al otomí, me va sirviendo de guía especialmente la traducción inclusa en la colección de Padre nuestros de la Sociedad de Geografía y Estadística, varias veces citada (México, 1860).

6. Da ehe gahe. Venga (a) nos.

6. Da ne pa Keke. Llévanos.

Da, partícula del verbo; ehe, verbo; gahe, pronombre en caso oblicuo sin preposición ni otro signo que marque el caso, si no es la posición de la palabra.

Da ne pa. Da es partícula de verbo igual en otomí; ne, partícula especial de la conjugación, en serrano, que parece marcar otro modo distinto del indicativo; pa en otomí, según Yépez, significa ir, guiar, llevar. Keke, el pronombre, no tan diferente al otomí, como al pronto parece, sí se observa que k es afín de g y j (h aspirada).

7. Ni buy. Tu habitación.

7. Ni mok kanini. A tu reino.

Ni buy. Ya hemos explicado estas partículas en el número 2.

  —473→  

Ni mok kanini. Corresponden a las palabras españolas «a tu reino»; pero no es posible analizarlas por falta de datos, tomando aquí el serrano otro giro que el otomí; kanini parece una corrupción del español reino; ni es igual en la forma y posición al posesivo otomí; pero antes hemos visto, y después veremos que el posesivo en serrano es rit o dit, pues en este idioma, como en otomí, aparecen la r y la t como promiscuas.

8. Da kha. Harán, hágase.

8. Ne si da kaa. Hágase o sea hecha.

Da, partícula de futura de indicativo con que se suple en otomí el subjuntivo; kha, verbo.

Da kaa. Lo mismo que en otomí; pero el serrano lleva las partículas ne, si, que parecen marcar el modo subjuntivo, o acaso la voz pasiva; el otomí carece de uno y otra. Ya hemos visto antes la partícula ne sola en el número 6, donde indica ruego, súplica, por el sentido del discurso.

9. Ni hnee. Tu voluntad.

9. Na mokkanzu. La voluntad (tuya).

Ni, posesivo; hnee, verbal del verbo nee, querer que va formado con el agregado de una letra inicial, según lo explicado especialmente en el capítulo 52.

Na: Por la posición de esta palabra parece corresponder al posesivo otomí; pero ya hemos visto que el posesivo en serrano se expresa de otro modo, y con claridad   —474→   veremos adelante que na, en serrano, corresponde a la partícula otomí, también na, que indica el número de singular y significa el o la, uno, una. Mokkanzu, sustantivo, cuya etimología no conocemos.

10. Ngu-gua na hay. Así (en) la tierra.

10. Tanto na sinfay. Así (en) la tierra.

Ngu-gua o ngua, como otros escriben, es un adverbio; na, partícula de que hemos hablado en el número 9; hay, sustantivo. Conforme a la construcción tan común en otomí, la preposición se subentiende.

Tanto, adverbio; na, partícula como en otomí; sinfay, sustantivo sin preposición que rija como en otomí.

11. Tengu mahetzi. Como (en el) cielo.

11. Tengu mahetzi. Como (en el) cielo.

El adverbio, el sustantivo y la construcción son iguales en los dos idiomas que comparo.

12. Ma hme he. Mío pan nosotros, esto es el pan nuestro.

12. Mat tume je. Mío pan nosotros.

Véase lo explicado en el número 1, y aquí sólo hay que agregar que el posesivo serrano es mat en vez de ma.

13. Ta na pa. (De) cada día.

13. Ta ma-pa. (De) cada día.

  —475→  

Ta en ambos idiomas significa cada u otra palabra sinónima; na, en otomí, es partícula ya explicada a la que corresponde ma en serrano, sea que esté mal escrita, sea variación eufónica, pues m y n son letras que conmutan en diversos idiomas. (Véase lo explicado respecto al mexicano, cahita, etc.). Tanto en serrano como en otomí se suprime nuestra preposición de.

14. Ra he. Danos.

14. Rak je. Danos.

Ra y rak, verbo; he y je, pronombre. Aquí se nota, que en serrano, como en otomí, el imperativo puede ir sin partícula alguna; aparece ese modo en los dos idiomas como la forma más pura del verbo.

15. Nara paya. Hoy.

15. Piya. Hoy.

Según Yépez na paya significa hoy, y nara paya de hoy en adelante.

Piya, semejante al otomí paya.

16. Ha puni he. Y perdónanos.

16. Ne si punga je. Perdónanos.

Ha, conjunción; puni, verbo; he, pronombre. Ne, si, partículas especiales del verbo serrano de que ya he hablado anteriormente; punga, verbo análogo al otomí; je, pronombre lo mismo que he (aspirada la h).

  —476→  

17. Ma dupate he. Mío deudas nuestras.

17. Mat oiga je. Mío deudas nuestras.

Ya hemos explicado cómo se expresa el plural del posesivo; dupate en otomí y oiga en serrano son palabras adaptadas a la idea de pecado, falta, deuda.

18. Tengu di puni he. Como perdonamos.

18. Tengu si di punjee. Como perdonamos.

Tengu, adverbio ya explicado; di, partícula de verbo; puni, verbo; he, pronombre para distinguir el número plural, según el uso del idioma otomí (capítulo 51).

En serrano sólo hay que observar dos circunstancias respecto al otomí, la partícula si que ya hemos encontrado otras veces, y el pronombre jee usado como afijo. Empero, también el otomí usa el pronombre afijo según consta en los capítulos 51 y 52.

19. U man dupate he. Ahora mío deudores nosotros (nuestros deudores).

19. Too dit tuk je. Lo mismo.

U, adverbio, ndupate, sustantivo que Yépez escribe nduhtai; la formación del posesivo en plural por medio de ma y he nos es conocida.

Too, partícula que ya vimos anteriormente (número 4) y no hemos podido interpretar; dit o rit, según vimos en el número 19, es el pronombre; tuk, sustantivo; je, correspondiente al he otomí para expresar el posesivo de plural.

  —477→  

20. Ha yo gui hé he. Y no nos permitas.

20. Neyo gui jega je. No nos permitas.

Ha, conjugación, yo, adverbio de negación; gui, partícula de conjugación; , verbo; he, el pronombre nos.

Neyo, adverbio; gui, etc., lo mismo que en otomí.

21. Ga he kha. (A) nosotros hacer, practicar.

21. Ga tak je. (A) nosotros caer.

Ga, signo del futuro de indicativo con cuyo tiempo y modo se suple el infinitivo; he, el pronombre nosotros; kha, significa obrar, hacer, practicar.

Ga, el mismo signo en otomí; tak, verbo que en otomí es tagui; je, el pronombre.

22. Na tzo-kadi. La tentación, lo malo.

22. Retentación. (En) tentación.

Na es la partícula otomí de singular que ya hemos explicado, tzo-kadi, según Yépez, significa tentación; pero la idea es más bien cosa mala, lo malo, pues na tzo significa malo. Esta clase de palabras fueron introducidas en los idiomas indígenas por la teología cristiana. En serrano vemos que con la idea se adoptó la palabra castellana re-tentación; no sabemos si re equivale aquí a la preposición en, o se usa sólo por imitar el acento particular del idioma.

23. Mana pehe he. Más bien líbranos.

23. Manaa juaga je. Más bien líbranos.

  —478→  

La primera palabra en los dos idiomas es un adverbio; la segunda el verbo sin signo alguno, como va lo vimos anteriormente en imperativo; la tercera es el pronombre.

24. Hin nho. (De) mal.

24. Gat-tit-jou-ya-izoonfeni.

Hin significa no; y nho, bueno, esto es, lo no bueno, lo malo. En serrano probablemente se usa de otro circunloquio para expresar la misma idea; pero tomando otro giro que el otomí.




19. Idiomas que comprende la familia otomí

Supuesto lo explicado en este capítulo y en los anteriores debe clasificarse la familia otomí del modo siguiente:

1.º El otomí con sus dialectos.

2.º El serrano tan parecido al otomí que pudiera creérsele uno de sus dialectos. Sin embargo, por tenerse en el país como idioma separado, y poseer voces y aun formas gramaticales especiales, conviene considerarle particularmente.

3.º El mazahua.

4.º El pame con sus dialectos.

5.º El jonaz o meco muy parecido al pame.




20. Observación sobre el antiguo chichimeco

En el capítulo primero de esta obra he comprobado suficientemente que el antiguo idioma chichimeco era diferente del mexicano, y ahora añado aquí un testimonio más, el del padre Mendieta cuya obra, publicada por mi hermano   —479→   político don Joaquín García Icazbalceta, nos permite tomar de primera mano las noticias que de él sacó Torquemada. He aquí lo que dice Mendieta a la página 144: «Los de Texcoco afirman ser primeros moradores de su tierra y ser chichimecos; y al presente por ventura se hallaron algunos de la misma lengua, a lo menos húbolos después de haber venido los españoles con muchos años. Mas generalmente, en los tiempos de agora, ya son los texcocanos cuasi una lengua con los mexicanos, ayuntados con ellos por casamientos». Esto supuesto trato ahora de manifestar, aunque como mera presunción, que los antiguos chichimecos eran de la familia otomí. He aquí las razones en que me fundo:

1.º Los chichimecos antiguos, en sus costumbres y estados de civilización, se presentan lo mismo que los otomíes, esto es, casi bárbaros, sin participar del adelantamiento que alcanzaron los toltecas, mexicanos, etc.

2.º Es verdad que después de la conquista se llamaba chichimeco o meco a todo indio errante, como sinónimo de bárbaro, convirtiéndose en una palabra genérica; pero si se leen con atención las relaciones antiguas y modernas, sobre historia de México, se verá que el nombre chichimeco se aplicaba muy especialmente a los otomíes y sus congéneres.

3.º Hoy, el nombre meco ha quedado como propio de una sola nación o tribu, la jonaz, y resulta que ésta pertenece a la familia otomí.

4.º Sahagún en su Historia de Nueva España consagra un capítulo a examinar «cuántas maneras de chichimecos   —480→   ha habido en esta tierra», y dice: «Los chichimecos eran tres géneros, los unos eran los othomíes, los segundos los llamados tamime, y los terceros los que se dicen teuchichimecos». Adviértase que estas tres naciones son las que Sahagún consideraba como legítimos chichimecos, así es que aunque en otros pasajes de su obra, lo mismo que en otros autores antiguos, se llaman chichimecas a otras naciones inclusas las mexicanas, debe atribuirse a que con la voz chichimeca se indicó en la antigüedad lo contrario que después de la conquista; después de la conquista, según lo he explicado, chichimeco significaba bárbaro; pero antiguamente chichimeco era dictado honorífico, indicando descendencia de una de las razas más antiguas del país. Así se explica, por ejemplo, como Ixtlilxóchitl en su Historia de los chichimecos (capítulo 13) diga que el emperador chichimeco Techotlalla fue el que hizo extender el idioma mexicano entre sus súbditos, explique en varias de sus Relaciones que chichimecos y toltecas tenían diversa lengua, y al mismo tiempo, en la primera relación de la parte segunda asiente: «Los toltecas, aculhuas, mexicanos y todas las otras naciones del país pretenden ser de raza chichimeca». Esta pretensión es la que ha dado lugar a confundir los chichimecos con naciones diversas; ni todas las del país pueden tener el mismo origen.

5.º Hervás, en su Catálogo, no obstante que adoptó la opinión errónea de Clavijero sobre confundir a los chichimecos con los mexicanos y toltecas, considera en   —481→   la página 309 que el otomí, el mazahua y el idioma llamado especialmente chichimeco tenían afinidad.

6.º El padre Soriano, a quien debemos las mejores noticias que nos quedan sobre los pames, dice, según lo vimos anteriormente, que esa nación «traía por jefe al emperador Xolotl». Todos sabemos, por Ixtlilxóchitl y demás autores antiguos, que Xolotl fue el jefe de los llamados propiamente chichimecos. El pame, como lo hemos visto en este capítulo, es idioma de la familia otomí.

Repito que no pase mi aserto de una simple presunción por ahora; acaso tenga yo tiempo94 de profundizar la cuestión, o basten mis apuntes para que otra persona lo haga.







Anterior Indice Siguiente