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  —173→     -[fol. 47v]-     -[fol. 48r]-  

ArribaAbajoActo IV

El diablo a las puertas del cielo


  —174→    

DON JUAN, DOÑA INÉS, DON GONZALO, DON LUIS, CIUTTI, BRÍGIDA, ALGUACIL 1.º y ALGUACIL 2.º

    -[fol. 48v]-     -[fol. 49r]-    

Quinta de DON JUAN Tenorio, cerca de Sevilla y sobre el Guadalquivir. Balcón en el fondo. Dos puertas a cada lado.

    —175→  

imagen


Escena I

 

BRÍGIDA y CIUTTI.

 
BRÍGIDA
   ¡Qué noche, válgame Dios!
A poderlo calcular,
no me meto yo a servir
a tan fogoso galán.
¡Ay, Ciutti! Molida estoy;5
no me puedo menear.
CIUTTI
Pues, ¿qué os duele?
  —176→  
BRÍGIDA
Todo el cuerpo,
y toda el alma además.
CIUTTI
¡Ya! No estáis acostumbrada
al caballo, es natural.10
BRÍGIDA
Mil veces pensé caer;
¡Uf! ¡Qué mareo! ¡Qué afán!
Veía yo unos tras otros
ante mis ojos pasar
los árboles como en alas15
llevados de un huracán,
tan apriesa y produciéndome
ilusión tan infernal,
que perdiera los sentidos
si tardamos en parar.20
CIUTTI
Pues de estas cosas veréis,
si en esta casa os quedáis,
lo menos seis por semana.
BRÍGIDA
¡Jesús!
CIUTTI
Y esa niña, ¿está
reposando todavía?25
  -[fol. 49v]-  
BRÍGIDA
¿Y a qué se ha de despertar?
CIUTTI
Sí; es mejor que abra los ojos
—177→
en los brazos de don Juan.
BRÍGIDA
Preciso es que tu amo tenga
algún diablo familiar.30
CIUTTI
Yo creo que sea él mismo
un diablo en carne mortal,
porque a lo que él, solamente
se arrojara Satanás.
BRÍGIDA
¡Oh! ¡El lance ha sido extremado!35
CIUTTI
Pero al fin logrado está.
BRÍGIDA
¡Salir así de un convento
en medio de una ciudad
como Sevilla!
CIUTTI
Es empresa
tan sólo para hombre tal;40
mas, ¡qué diablos!, si a su lado
la fortuna siempre va,
y encadenado a sus pies
duerme sumiso el azar.
BRÍGIDA
Sí; decís bien.
CIUTTI
No he visto hombre
45
de corazón más audaz;
no halla riesgo que le espante,
—178→
ni encuentra dificultad
que al empeñarse en vencer,
le haga un punto vacilar.50
A todo osado se arroja,
de todo se ve capaz;
ni mira dónde se mete,
ni lo pregunta jamás.
«Allí hay un lance», le dicen;55
y él dice: «Allá va don Juan».
Mas ya tarda, ¡vive Dios!
BRÍGIDA
Las doce en la catedral
han dado ha tiempo.
CIUTTI
Y de vuelta
debía a las doce estar.60
BRÍGIDA
Pero, ¿por qué no se vino
-fol. 50r-
con nosotros?
CIUTTI
Tiene allá
en la ciudad todavía
cuatro cosas que arreglar.
BRÍGIDA
¿Para el viaje?
CIUTTI
Por supuesto;
65
aunque muy fácil será
que esta noche a los infiernos
le hagan a él mismo viajar.
  —179→  
BRÍGIDA
¡Jesús, qué ideas!
CIUTTI
¡Pues digo!
¿Son obras de caridad70
en las que nos empleamos,
para mejor esperar?
Aunque seguros estamos
como vuelva por acá.
BRÍGIDA
¿De veras, Ciutti?
CIUTTI
Venid
75
a este balcón, y mirad.
¿Qué veis?
BRÍGIDA
Veo un bergantín
que anclado en el río está.
CIUTTI
Pues su patrón sólo aguarda
las órdenes de don Juan,80
y salvos en todo caso
a Italia nos llevará.
BRÍGIDA
¿Cierto?
CIUTTI
Y nada receléis
por nuestra seguridad,
que es el barco más velero85
que boga sobre la mar.
  —180→  
BRÍGIDA
¡Chist! Ya siento a doña Inés.
CIUTTI
Pues yo me voy, que don Juan
encargó que sola vos
debíais con ella hablar.90
BRÍGIDA
Y encargó bien, que yo entiendo
de esto.
CIUTTI
Adiós, pues.
BRÍGIDA
Vete en paz.

  —181→  

Escena II

 

DOÑA INÉS y BRÍGIDA.

 
DOÑA INÉS
¡Dios mío, cuánto he soñado!
¡Loca estoy! ¿Qué hora será?
Pero ¿qué es esto? ¡Ay de mí!95
No recuerdo que jamás
haya visto este aposento.
¿Quién me trajo aquí?
BRÍGIDA
Don Juan.
DOÑA INÉS
Siempre don Juan...
¿Aquí tú también estás,100
Brígida?
BRÍGIDA
Sí, doña Inés.
  -fol. 50v-  
DOÑA INÉS
Pero dime en caridad,
¿dónde estamos? Este cuarto
¿es del convento?
BRÍGIDA
No tal;
aquello era un cuchitril105
—182→
en donde no había más
que miseria.
DOÑA INÉS
Pero, en fin,
¿en dónde estamos?
BRÍGIDA
Mirad,
mirad por este balcón,
y alcanzaréis lo que va110
desde un convento de monjas
a una quinta de don Juan.
DOÑA INÉS
¿Es de don Juan esta quinta?
BRÍGIDA
Y creo que vuestra ya.
DOÑA INÉS
Pero no comprendo, Brígida,115
lo que dices.
BRÍGIDA
Escuchad.
   Estabais en el convento
leyendo con mucho afán
una carta de don Juan,
cuando estalló en un momento120
   un incendio formidable.
DOÑA INÉS
¡Jesús!
BRÍGIDA
Espantoso, inmenso;
el humo era ya tan denso,
—183→
que el aire se hizo palpable.
DOÑA INÉS
   Pues no recuerdo...
BRÍGIDA
Las dos,
125
con la carta entretenidas,
olvidamos nuestras vidas,
yo oyendo, y leyendo vos.
   Y estaba en verdad tan tierna,
-[fol. 51r]-
que entrambas a su lectura,130
achacamos la tortura
que sentíamos interna.
   Apenas ya respirar
podíamos, y las llamas
prendían en nuestras camas;135
nos íbamos a asfixiar,
   cuando don Juan, que os adora,
y que rondaba el convento,
al ver crecer con el viento
la llama devastadora,140
   con inaudito valor,
viendo que ibais a abrasaros,
se metió para salvaros
por donde pudo mejor.
   Vos, al verle así asaltar145
la celda tan de improviso,
os desmayasteis... preciso;
la cosa era de esperar.
   Y él, cuando os vio caer así,
en sus brazos os tomó150
—184→
-[fol. 51v]-
y echó a huir, yo le seguí,
y del fuego nos sacó.
   ¿Dónde íbamos a esta hora?
Vos seguíais desmayada;
yo estaba ya casi ahogada.155
Dijo, pues: «Hasta la aurora
   en mi casa las tendré».
Y henos, doña Inés, aquí.
DOÑA INÉS
¿Conque ésta es su casa?
BRÍGIDA
Sí.
DOÑA INÉS
Pues nada recuerdo a fe.160
   Pero... ¡en su casa...! ¡Oh! Al punto
salgamos de ella... yo tengo
la de mi padre.
BRÍGIDA
Convengo
con vos; pero es el asunto...
DOÑA INÉS
   ¿Qué?
BRÍGIDA
Que no podemos ir.
165
DOÑA INÉS
Oír tal me maravilla.
BRÍGIDA
Nos aparta de Sevilla...
DOÑA INÉS
¿Quién?
  —185→  
BRÍGIDA
Vedlo, el Guadalquivir.
  -[fol. 52r]-  
DOÑA INÉS
   ¿No estamos en la ciudad?
BRÍGIDA
A una legua nos hallamos170
de sus murallas.
DOÑA INÉS
¡Oh! ¡Estamos
perdidas!
BRÍGIDA
¡No sé en verdad
   por qué!
DOÑA INÉS
Me estás confundiendo,
Brígida... y no sé qué redes
son las que entre estas paredes175
temo que me estás tendiendo.
   Nunca el claustro abandoné,
ni sé del mundo exterior
los usos, mas tengo honor;
noble soy, Brígida, y sé180
   que la casa de don Juan
no es buen sitio para mí;
me lo está diciendo aquí
no sé qué escondido afán.
   Ven, huyamos.
BRÍGIDA
Doña Inés,
185
la existencia os ha salvado.
  —186→  
DOÑA INÉS
Sí, pero me ha envenenado
el corazón.
BRÍGIDA
¿Le amáis, pues?
  -[fol. 52v]-  
DOÑA INÉS
   No sé... mas, por compasión,
huyamos pronto de ese hombre,190
tras de cuyo solo nombre
se me escapa el corazón.
   ¡Ah! Tú me diste un papel
de manos de ese hombre escrito,
y algún encanto maldito195
me diste encerrado en él.
   Una sola vez le vi
por entre unas celosías,
y que estaba, me decías,
en aquel sitio por mí.200
   Tú, Brígida, a todas horas
me venías de él a hablar,
haciéndome recordar
sus gracias fascinadoras.
   Tú me dijiste que estaba205
para mío destinado
por mi padre, y me has jurado
en su nombre que me amaba.
   ¿Que le amo dices...? Pues bien;
si esto es amar, sí, le amo;210
pero yo sé que me infamo
con esa pasión también.
—187→
   Y si el débil corazón
se me va tras de don Juan,
tirándome de él están215
mi honor y mi obligación.
   Vamos, pues, vamos de aquí
primero que ese hombre venga;
-[fol. 53r]-
pues fuerza acaso no tenga
si le veo junto a mí.220
   Vamos, Brígida.
BRÍGIDA
Esperad.
¿No oís?
DOÑA INÉS
¿Qué?
BRÍGIDA
Ruido de remos.
DOÑA INÉS
Sí, dices bien; volveremos
en un bote a la ciudad.
BRÍGIDA
   Mirad, mirad, doña Inés.225
DOÑA INÉS
Acaba... por Dios, partamos.
BRÍGIDA
Ya, imposible que salgamos.
DOÑA INÉS
¿Por qué razón?
BRÍGIDA
Porque él es
   quien en ese barquichuelo
—188→
se adelanta por el río.230
DOÑA INÉS
¡Ay! ¡Dadme fuerzas, Dios mío!
BRÍGIDA
Ya llegó; ya está en el suelo.
   Sus gentes nos volverán
a casa; mas antes de irnos,
es preciso despedirnos235
a lo menos de don Juan.
DOÑA INÉS
   Sea, y vamos al instante.
No quiero volverle a ver.
BRÍGIDA

 (Aparte.) 

Los ojos te hará volver
al encontrarle delante.240
   Vamos.
DOÑA INÉS
Vamos.
CIUTTI

 (Dentro.) 

Aquí están.
  -[fol. 53v]-  
DON JUAN

 (Dentro.) 

Alumbra.
BRÍGIDA
¡Nos busca!
DOÑA INÉS
Él es.

  —189→  

Escena III

 

Dichas y DON JUAN.

 
DON JUAN
¿Adónde vais, doña Inés?
DOÑA INÉS
Dejadme salir, don Juan.
DON JUAN
   ¿Que os deje salir?
BRÍGIDA
Señor,
245
sabiendo ya el accidente
del fuego, estará impaciente
por su hija el Comendador.
DON JUAN
   ¡El fuego! ¡Ah! No os dé cuidado
por don Gonzalo, que ya250
dormir tranquilo le hará
el mensaje que le he enviado.
DOÑA INÉS
   ¿Le habéis dicho...?
DON JUAN
Que os hallabais
bajo mi amparo segura,
—190→
y el aura del campo pura255
libre por fin respirabais.
 

(Vase BRÍGIDA.)

 
   Cálmate, pues, vida mía;
reposa aquí, y un momento
olvida de tu convento
la triste cárcel sombría.260
   ¡Ah! ¿No es cierto, ángel de amor,
que en esta apartada orilla
-[fol. 54r]-
más pura la luna brilla
y se respira mejor?
   Esta aura que vaga llena265
de los sencillos olores
de las campesinas flores
que brota esa orilla amena;
esa agua limpia y serena
que atraviesa sin temor270
la barca del pescador
que espera cantando el día,
¿no es cierto, paloma mía,
que están respirando amor?
   Esa armonía que el viento275
recoge entre esos millares
de floridos olivares,
que agita con manso aliento,
ese dulcísimo acento
con que trina el ruiseñor280
de sus copas morador
llamando al cercano día,
¿no es verdad, gacela mía,
que están respirando amor?
—191→
-[fol. 54v]-
   Y estas palabras que están285
filtrando insensiblemente
tu corazón, ya pendiente
de los labios de don Juan,
y cuyas ideas van
inflamando en su interior290
un fuego germinador
no encendido todavía,
¿no es verdad, estrella mía,
que están respirando amor?
   Y esas dos líquidas perlas295
que se desprenden tranquilas
de tus radiantes pupilas
convidándome a beberlas,
evaporarse a no verlas
de sí mismas al calor,300
y ese encendido color
que en tu semblante no había,
¿no es verdad, hermosa mía,
que están respirando amor?
   ¡Oh! sí, bellísima Inés,305
espejo y luz de mis ojos;
escucharme sin enojos
como lo haces, amor es;
mira aquí a tus plantas, pues,
todo el altivo rigor310
de este corazón traidor
que rendirse no creía,
adorando, vida mía,
la esclavitud de tu amor.
  —192→  
DOÑA INÉS
   Callad, por Dios, ¡oh don Juan!,315
que no podré resistir
mucho tiempo sin morir
tan nunca sentido afán.
   ¡Ah! Callad, por compasión,
que oyéndoos me parece320
que mi cerebro enloquece
y se arde mi corazón.
-[fol. 55r]-
   ¡Ah! Me habéis dado a beber
un filtro infernal sin duda,
que a rendiros os ayuda325
la virtud de la mujer.
   Tal vez poseéis, don Juan,
un misterioso amuleto,
que a vos me atrae en secreto
como irresistible imán.330
   Tal vez Satán puso en vos
su vista fascinadora,
su palabra seductora
y el amor que negó a Dios.
   ¿Y qué he de hacer, ¡ay de mí!,335
sino caer en vuestros brazos,
si el corazón en pedazos
me vais robando de aquí?
   No, don Juan; en poder mío
resistirte no está ya;340
yo voy a ti, como va
sorbido al mar ese río.
   Tu presencia me enajena,
—193→
tus palabras me alucinan,
y tus ojos me fascinan,345
y tu aliento me envenena.
   ¡Don Juan! ¡Don Juan! Yo lo imploro
de tu hidalga compasión:
o arráncame el corazón,
o ámame, porque te adoro.350
DON JUAN
   ¡Alma mía! Esa palabra
cambia de modo mi ser,
que alcanzo que puede hacer
hasta que el Edén se me abra.
-[fol. 55v]-
   No es, doña Inés, Satanás355
quien pone este amor en mí;
es Dios, que quiere por ti
ganarme para Él quizás.
   No; el amor que hoy se atesora
en mi corazón mortal,360
no es un amor terrenal
como el que sentí hasta ahora;
   no es esa chispa fugaz
que cualquier ráfaga apaga;
es incendio que se traga365
cuanto ve, inmenso, voraz.
   Desecha, pues, tu inquietud,
bellísima doña Inés,
porque me siento a tus pies
capaz aún de la virtud.370
   Sí; iré mi orgullo a postrar
ante el buen Comendador,
—194→
y, o habrá de darme tu amor,
o me tendrá que matar.
DOÑA INÉS
   ¡Don Juan de mi corazón!375
DON JUAN
¡Silencio! ¿Habéis escuchado?
DOÑA INÉS
¿Qué?
DON JUAN
Sí; una barca ha atracado
debajo de ese balcón.
   Un hombre embozado de ella
salta... Brígida, al momento380
 

(Entra BRÍGIDA.)

 
pasad a esotro aposento;
y perdonad, Inés bella,
   si solo me importa estar.
DOÑA INÉS
¿Tardarás?
DON JUAN
Poco ha de ser.
DOÑA INÉS
A mi padre hemos de ver.385
DON JUAN
Sí; en cuanto empiece a clarear.
   Adiós.

  —195→     -[fol. 56r]-  

Escena IV

 

DON JUAN y CIUTTI.

 
CIUTTI
Señor.
DON JUAN
¿Qué sucede,
Ciutti?
CIUTTI
Ahí está un embozado
en veros muy empeñado.
DON JUAN
¿Quién es?
CIUTTI
Dice que no puede
390
   descubrirse más que a vos,
y que es cosa de tal priesa,
que en ella se os interesa
la vida a entrambos a dos.
DON JUAN
   ¿Y en él no has reconocido395
marca ni señal alguna
que nos oriente?
CIUTTI
Ninguna;
—196→
mas a veros decidido
   viene.
DON JUAN
¿Trae gente?
CIUTTI
No más
que los remeros del bote.400
DON JUAN
Que entre.

  —197→  

Escena V

 

DON JUAN. Luego CIUTTI y DON LUIS, embozado.

 
DON JUAN
¡Jugamos a escote
la vida...! Mas, si es quizás
   un traidor que hasta mi quinta
me viene siguiendo el paso...
-[fol. 56v]-
hálleme, pues, por si acaso,405
con las armas en la cinta.
 

( Se ciñe la espada y suspende al cinto un par de pistolas, que habrá colocado sobre la mesa a su salida en la escena tercera. Al momento sale CIUTTI conduciendo a DON LUIS, que, embozado hasta los ojos, espera a que se queden solos. DON JUAN hace a CIUTTI una seña para que se retire. Lo hace.)

 

  —198→  

Escena VI

 

DON JUAN y DON LUIS.

 
DON JUAN

 (Aparte.) 

   Buen talante. Bien venido,
caballero.
DON LUIS
Bien hallado,
señor mío.
DON JUAN
Sin cuidado
hablad.
DON LUIS
Jamás lo he tenido.
410
DON JUAN
   Decid, pues: ¿a qué venís
a esta hora y con tal afán?
DON LUIS
Vengo a mataros, don Juan.
DON JUAN
¿Según eso, sois don Luis?
DON LUIS
   No os engañó el corazón,415
y el tiempo no malgastemos,
—199→
don Juan; los dos no cabemos
ya en la tierra.
DON JUAN
En conclusión,
   señor Mejía, es decir
que, porque os gané la apuesta,420
¿queréis que acabe la fiesta
con salirnos a batir?
DON LUIS
   Estáis puesto en la razón;
la vida apostado habemos,
y es fuerza que nos paguemos.425
  -[fol. 57r]-  
DON JUAN
Soy de la misma opinión.
   Mas ved que os debo advertir
que sois vos quien la ha perdido.
DON LUIS
Pues por eso os la he traído;
mas no creo que morir430
   deba nunca un caballero
que lleva en el cinto espada,
como una res destinada
por su dueño al matadero.
DON JUAN
   Ni yo creo que resquicio435
habréis jamás encontrado
por donde me hayáis tomado
por un cortador de oficio.
DON LUIS
   De ningún modo, y ya veis
—200→
que, pues os vengo a buscar,440
mucho en vos debo fiar.
DON JUAN
No más de lo que podéis.
   Y por mostraros mejor
mi generosa hidalguía,
decid si aún puedo, Mejía,445
satisfacer vuestro honor.
   Leal la apuesta os gané
mas si tanto os ha escocido,
mirad si halláis conocido
remedio, y le aplicaré.450
DON LUIS
   No hay más que el que os he propuesto,
don Juan. Me habéis maniatado,
y habéis la casa asaltado
usurpándome mi puesto;
   y pues el mío tomasteis455
para triunfar de doña Ana,
no sois vos, don Juan, quien gana,
porque por otro jugasteis.
  -[fol. 57v]-  
DON JUAN
   Ardides del juego son.
DON LUIS
Pues no os los quiero pasar,460
y por ellos a jugar
vamos ahora el corazón.
DON JUAN
   ¿Le arriesgáis, pues, en revancha
de doña Ana de Pantoja?
  —201→  
DON LUIS
Sí; y lo que tardo me enoja465
en lavar tan fea mancha.
   Don Juan, yo la amaba, sí;
mas con lo que habéis osado,
imposible la hais dejado
para vos y para mí.470
DON JUAN
   ¿Por qué la apostasteis, pues?
DON LUIS
Porque no pude pensar
que la pudierais lograr.
Y... vamos, por San Andrés,
   a reñir, que me impaciento.475
DON JUAN
Bajemos a la ribera.
DON LUIS
Aquí mismo.
DON JUAN
Necio fuera;
¿no veis que en este aposento
   prendieran al vencedor?
Vos traéis una barquilla.480
DON LUIS
Sí.
DON JUAN
Pues que lleve a Sevilla
al que quede.
DON LUIS
Eso es mejor;
—202→
Salgamos, pues.
DON JUAN
Esperad.
DON LUIS
¿Qué sucede?
DON JUAN
Ruido siento.
DON LUIS
Pues no perdamos momento.485

  —203→     -[fol. 58r]-  

Escena VII

 

DON JUAN, DON LUIS y CIUTTI.

 
CIUTTI
Señor, la vida salvad.
DON JUAN
   ¿Qué hay, pues?
CIUTTI
El Comendador,
que llega con gente armada.
DON JUAN
Déjale franca la entrada,
pero a él solo.
CIUTTI
Mas, señor...
490
DON JUAN
   Obedéceme.
 

(Vase CIUTTI.)

 

  —204→  

Escena VIII

 

DON JUAN y DON LUIS.

 
DON JUAN
Don Luis,
pues de mí os habéis fiado
cuanto dejáis demostrado
cuando, a mi casa venís,
   no dudaré en suplicaros,495
pues mi valor conocéis,
que un instante me aguardéis.
DON LUIS
Yo nunca puse reparos
   en valor que es tan notorio;
mas no me fío de vos.500
DON JUAN
Ved que las partes son dos
de la apuesta con Tenorio,
   y que ganadas están.
DON LUIS
¡Lograsteis a un tiempo...!
DON JUAN
Sí;
la del convento está aquí;505
—205→
y pues viene de don Juan
   a reclamarla quien puede,
-[fol. 58v]-
cuando me podéis matar,
no debo asunto dejar
tras mí que pendiente quede.510
DON LUIS
   Pero mirad que meter
quien puede el lance impedir
entre los dos, puede ser...
DON JUAN
¿Qué?
DON LUIS
Excusaros de reñir.
DON JUAN
   ¡Miserable...! De don Juan515
podéis dudar sólo vos;
mas aquí entrad, vive Dios,
y no tengáis tanto afán
   por vengaros, que este asunto
arreglado con ese hombre,520
don Luis, yo os juro a mi nombre
que nos batimos al punto.
DON LUIS
   Pero...
DON JUAN
¡Con una legión
de diablos! Entrad aquí,
que harta nobleza es en mí525
aún daros satisfacción.
   Desde ahí ved y escuchad;
—206→
franca tenéis esa puerta;
si veis mi conducta incierta,
como os acomode obrad.530
DON LUIS
   Me avengo, si muy reacio
no andáis.
DON JUAN
Calculadlo vos
a placer; mas, ¡vive Dios!,
¡que para todo hay espacio!
 

(Entra DON LUIS en el cuarto que DON JUAN le señala.)

 
   Ya suben.

 (DON JUAN escucha.) 

DON GONZALO

 (Dentro.) 

¿Dónde está?
  -[fol. 59r]-  
DON JUAN
Él es.
535

  —207→  

Escena IX

 

DON JUAN y DON GONZALO.

 
DON GONZALO
¿Adónde está ese traidor?
DON JUAN
Aquí está, Comendador.
DON GONZALO
¿De rodillas?
DON JUAN
Y a tus pies.
DON GONZALO
   Vil eres hasta en tus crímenes.
DON JUAN
Anciano, la lengua ten,540
y escúchame un solo instante.
DON GONZALO
¿Qué puede en tu lengua haber
que borre lo que tu mano
escribió en este papel?
¡Ir a sorprender, infame,545
la cándida sencillez
de quien no pudo el veneno
de esas letras precaver!
—208→
¡Derramar en su alma virgen
traidoramente la hiel550
en que rebosa la tuya
seca de virtud y fe!
¡Proponerse así enlodar
de mis timbres la alta prez,
como si fuera un harapo555
que desecha un mercader!
¿Ese es el valor, Tenorio,
de que blasonas? ¿Esa es
la proverbial osadía
que te da a el vulgo a temer?560
¿Con viejos y con doncellas
las muestras...? ¿Y para qué?
¡Vive Dios! Para venir
sus plantas así a lamer,
mostrándote a un tiempo ajeno565
de valor y de honradez.
DON JUAN
¡Comendador!
DON GONZALO
¡Miserable!
Tú has robado a mi hija Inés
de su convento, y yo vengo
por tu vida o por mi bien.570
DON JUAN
Jamás delante de un hombre
mi alta cerviz incliné,
ni he suplicado jamás,
ni a mi padre, ni a mi rey.
—209→
Y pues conservo a tus plantas575
la postura en que me ves,
considera, don Gonzalo,
que razón debo tener.
DON GONZALO
Lo que tienes es pavor
de mi justicia.
DON JUAN
¡Pardiez!
580
Óyeme, Comendador,
o tenerme no sabré,
y seré quien siempre he sido
no queriéndolo ahora ser.
DON GONZALO
¡Vive Dios!
DON JUAN
Comendador,
585
yo idolatro a doña Inés,
persuadido de que el cielo
me la quiso conceder
para enderezar mis pasos
por el sendero del bien.590
No amé la hermosura en ella
ni sus gracias adoré;
lo que adoro es la virtud,
don Gonzalo, en doña Inés.
Lo que justicias ni obispos595
no pudieron de mí hacer
con cárceles y sermones,
lo pudo su candidez.
—210→
Su amor me torna en otro hombre
regenerando mi ser,600
y ella puede hacer un ángel
de quien un demonio fue.
Escucha, pues, don Gonzalo,
lo que te puede ofrecer
el audaz don Juan Tenorio605
de rodillas a tus pies.
Yo seré esclavo de tu hija,
en tu casa viviré,
tú gobernarás mi hacienda
diciéndome esto ha de ser.610
El tiempo que señalares,
en reclusión estaré;
cuantas pruebas exigieres
de mi audacia o mi altivez,
del modo que me ordenares615
con sumisión te daré.
Y cuando estime tu juicio
que la pueda merecer,
yo la daré un buen esposo
y ella me dará el Edén.620
DON GONZALO
Basta, don Juan; no sé cómo
me he podido contener
oyendo tan torpes pruebas
de tu infame avilantez.
Don Juan, tú eres un cobarde625
cuando en la ocasión te ves,
y no hay bajeza a que no oses
—211→
como te saque con bien.
DON JUAN
¡Don Gonzalo!
DON GONZALO
Y me avergüenzo
de mirarte así a mis pies,630
lo que apostabas por fuerza
suplicando por merced.
DON JUAN
Todo así se satisface,
don Gonzalo, de una vez.
DON GONZALO
¡Nunca! ¡Nunca! ¿Tú su esposo?635
Primero la mataré.
Ea, entregádmela al punto,
o, sin poderme valer,
en esa postura vil
el pecho te cruzaré.640
DON JUAN
Míralo bien, don Gonzalo,
que vas a hacerme perder
con ella hasta la esperanza
de mi salvación tal vez.
DON GONZALO
¿Y qué tengo yo, don Juan,645
con tu salvación que ver?
DON JUAN
¡Comendador, que me pierdes!
DON GONZALO
¡Mi hija!
  —212→  
DON JUAN
Considera bien
que por cuantos medios pude
te quise satisfacer;650
y que con armas al cinto
tus denuestos toleré,
proponiéndote la paz
de rodillas a tus pies.

  —213→  

Escena X

 

Dichos y DON LUIS, soltando una carcajada de burla.

 
DON LUIS
   Muy bien, don Juan.
DON JUAN
¡Vive Dios!
655
DON GONZALO
¿Quién es ese hombre?
DON LUIS
Un testigo
de su miedo, y un amigo,
Comendador, para vos.
DON JUAN
   ¡Don Luis!
DON LUIS
Ya he visto bastante,
don Juan, para conocer660
cuál uso puedes hacer
de tu valor arrogante;
   y quien hiere por detrás
y se humilla en la ocasión,
es tan vil como el ladrón665
que roba y huye.
  —214→  
DON JUAN
¿Esto más?
DON LUIS
   Y pues la ira soberana
de Dios junta, como ves,
al padre de doña Inés
y al vengador de doña Ana,670
   mira el fin que aquí te espera
cuando a igual tiempo te alcanza
aquí dentro su venganza
y la justicia allá fuera.
DON GONZALO
   ¡Oh! Ahora comprendo... ¿Sois vos675
el que...?
DON LUIS
Soy don Luis Mejía,
a quien a tiempo os envía
por vuestra venganza Dios.
DON JUAN
   ¡Basta, pues, de tal suplicio!
Si con hacienda y honor680
ni os muestro ni doy valor
a mi franco sacrificio,
   y la leal solicitud
con que ofrezco cuanto puedo
tomáis, vive Dios, por miedo685
y os mofáis de mi virtud,
   os acepto el que me dais
plazo breve y perentorio
para mostrarme el Tenorio
—215→
de cuyo valor dudáis.690
DON LUIS
   Sea, y cae a nuestros pies
digno al menos de esa fama
que por tan bravo te aclama.
DON JUAN
Y venza el infierno, pues.
   ¡Ulloa, pues mi alma así695
vuelves a hundir en el vicio,
cuando Dios me llame a juicio
tú responderás por mí!
 

(Le da un pistoletazo.)

 
DON GONZALO

 (Cayendo.) 

   ¡Asesino!
DON JUAN
¡Y tú, insensato,
que me llamas vil ladrón,700
di en prueba de tu razón
que cara a cara te mato!
 

(Riñen, y le da una estocada.)

 
DON LUIS

 (Cayendo.) 

   ¡Jesús!
DON JUAN
Tarde tu fe ciega
acude al cielo, Mejía,
y no fue por culpa mía.705
Pero la justicia llega,
   y a fe que ha de ver quién soy.
CIUTTI

 (Dentro.) 

¡Don Juan!
  —216→  

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  —217→  
DON JUAN

 (Asomándose al balcón.) 

¿Quién es?
CIUTTI

 (Dentro.) 

Por aquí;
Salvaos.
DON JUAN
¿Hay paso?
CIUTTI
Sí:
arrojaos.
DON JUAN
Allá voy.
710
   Llamé al cielo, y no me oyó,
y pues sus puertas me cierra,
de mis pasos en la tierra
responda el cielo, y no yo.
 

(Se arroja por el balcón, y se le oye caer en el agua del río; al mismo tiempo que el ruido de los remos muestra la rapidez del barco en que parte, se oyen golpes en las puertas de la habitación; poco después entra la justicia, soldados, etc.)

 

  —218→  

Escena XI

 

Alguaciles, soldados. Luego DOÑA INÉS y BRÍGIDA.

 
ALGUACIL 1.º
   El tiro ha sonado aquí.715
ALGUACIL 2.º
Aún hay humo.
ALGUACIL 1.º
¡Santo Dios!
Aquí hay un cadáver.
ALGUACIL 2.º
Dos.
ALGUACIL 1.º
¿Y el matador?
ALGUACIL 2.º
Por allí.
 

(Abren el cuarto en que están DOÑA INÉS y BRÍGIDA, y las sacan a la escena; DOÑA INÉS reconoce el cadáver de su padre).

 
ALGUACIL 1.º
   ¡Dos mujeres!
DOÑA INÉS
¡Ah! ¡Qué horror!
¡Padre mío!
ALGUACIL 1.º
¡Es su hija!
BRÍGIDA
Sí.
720
  —219→  
DOÑA INÉS
¡Ah! ¿Dó estás, don Juan, que aquí
me olvidas en tal dolor?
ALGUACIL 1.º
   Él le asesinó.
DOÑA INÉS
¡Dios mío!
¿Me guardabas esto más?
ALGUACIL 2.º
Por aquí ese Satanás725
se arrojó sin duda al río.
ALGUACIL 1.º
   Miradlos... a bordo están
del bergantín calabrés.
TODOS
Justicia por doña Inés.
DOÑA INÉS
Pero no contra don Juan.730
 

(Esta escena puede suprimirse en la representación, terminando el acto con el último verso de la anterior.)

 

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