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Juan Pérez de Montalbán

Sinopsis de las comedias del segundo volumen de Montalbán

Sinopsis de Don Floriquel de Niquea (edición de Giulia Tomasi)

Jornada primera

Florisel y Clorinda se encuentran en medio de una floresta donde la dama había ingresado en busca del caballero. Los dos se expresan mutuo amor, pero Florisel le recuerda a Clorinda que su sentimiento es pecaminoso e imposible, porque son hermanos y, además, están prometidos a sus reinantes, el emperador Trebacio y su hermana Briana. La dama, sin embargo, le desvela una verdad que todo el mundo ignora: los dos no son, en realidad, hermanos. Tal descubrimiento tuvo lugar por medio de un sueño mágico confirmado por un papel que Clorinarda, madre de Clorinda, le había entregado a su hija en trance de muerte, rogándole que no lo abriese hasta que llegara el momento de casarse. En él queda recogida la verdadera historia del nacimiento de Trebacio, hijo de Clorinarda y Telamonio y, hermano, por lo tanto, de Clorinda. Nada más ver la luz, el niño había sido raptado por seis hombres armados. En ese momento había llegado cerca de Clorinarda un león llevando otro niño entre sus fauces. Éste es Florisel, quien, tenido por hijo de Telamonio, se había criado junto con Clorinda en la corte de Niquea. Tras averiguar que sí pueden amarse, los dos deciden volver juntos al palacio disimulando sus sentimientos, no sin antes consultar a sus magos protectores, Argante y Selenisa, quienes les entregan dones mágicos. Mientras tanto, Trebacio y Briana sospechan que sus amados han escapado para evitar las bodas y, por eso, envían a los mejores caballeros del reino en su busca. Trebacio cuenta a la infanta Briana el misterio que se esconde en la floresta, o sea, la Fuente del Desengaño de Amor, fruto de la sabiduría de Sinestasia, cuyas aguas son capaces de desvelar los verdaderos sentimientos de los que las beben. El escudero de Florisel, Bretón, llega al palacio y da cuenta del inminente ingreso de su amo y Clorinda. Los recién llegados se presentan ante sus soberanos ocultando sus sentimientos frente a sus prometidos oficiales. El retraso es debido a la necesidad de los dos de avisar a sus vasallos, lo cual es concedido por el emperador. De repente, un gran alboroto estorba la tranquilidad de la corte y, de nuevo, es Bretón quien explica el suceso: en la floresta se encuentra un jardín misterioso con un enorme palacio en medio, en cuya guarda está un gigante con intención de raptar a todas las damas del reino. Así pues, los caballeros deciden ir en su busca para matarle.

Jornada segunda

Se presenta en la escena el Gigante, quien da cuenta a los caballeros del rapto de sus damas. Empieza, pues, la demanda por parte de los jóvenes. Bretón, escudero perezoso y cobarde, no se apresura como los demás y es protagonista de un divertido diálogo con el gigante, quien expresa su intención de comérselo. Sin embargo, el astuto escudero consigue escapar a través de los montes diciéndole al gigante que va a por verduras de guarnición. Mientras tanto, los caballeros que habían ido en busca del malvado Fangodomar vuelven al palacio sin que le hayan encontrado. Solo Florisel, el héroe, vuelve victorioso de la aventura, habiéndose enfrentado a una sierpe y luego a los siete jayanes a los que mata en combate, pudiendo así liberar a las doncellas de su cruel prisión. El emperador le expresa al héroe su gran aprecio por haberle vuelto a entregar a su amada Clorinda y decide, con su supuesta hermana, dar pie a la prueba de la Fuente del Agua del Desengaño de Amor para el solaz de sus súbditos. Empieza, pues, la ordalía amorosa en la que los participantes han de presentarse desarmados. Durante la prueba se confirman los sentimientos de Trebacio y Briana hacia Clorinda y Florisel, respectivamente, y también las demás parejas de la corte se confiesan amores y traiciones. Llegan, al final, Florisel y Clorinda que ya no pueden esconder su mutuo amor. El supuesto incesto desata el enfado y consiguiente persecución por parte de Trebacio y los suyos. Así pues, Florisel emplea su escudo mágico para engañar a sus perseguidores y lo mismo hace Clorinda con su banda. El caballero se transforma en Trebacio y la dama consigue que, sin su voluntad, nadie se le acerque a más de cuatro pasos. Sin embargo, también la doncella queda engañada por el disfraz de su amado y, encontrándole en la floresta, le apunta con su arco pensando que el que ha visto es el verdadero Trebacio. La dama le hiere, pues, mortalmente con una flecha. El héroe se desmaya y deja caer el escudo; en ese momento Clorinda se da cuenta de que ha golpeado a su amado y queda desesperada ante su cuerpo sin sentido.

Jornada tercera

Trebacio y Briana expresan su duelo frente al rechazo de Florisel y Clorinda y deciden forzarles para que su desprecio se convierta en amor, ya que, si los mataran por venganza, su dolor sería aún mayor. Así pues, Trebacio, con la ayuda de Sinestasia, urde un engaño: tras hacer curar al malherido Florisel, hace esculpir dos estatuas que representan, como si estuvieran muertos, una el cuerpo del caballero, la otra el de Clorinda. Los amantes han de presentarse por turno ante los fingidos sepulcros, en cuya guarda el emperador ha puesto al Gigante, para contemplar estos cuerpos sin vida. El dolor de los protagonistas no tiene consuelo, a pesar de las tentativas de Lucela y Bretón, quienes se encuentran asustados ante el gigante con el cual entretienen un diálogo gracioso. Este es interrumpido por la dama, quien llega a contemplar la escultura de su amado. Mientras tanto, el verdadero Florisel consigue engañar al Gigante gracias a su escudo, mediante el que se transforma otra vez en Trebacio y entra, así, al nicho de Clorinda dejando el arma. Después de sus largas quejas, los dos se reconocen y, casi sin creer que están vivos, se abrazan felices y deciden escapar. En su camino encuentran un castillo encantado donde, según las indicaciones de un letrero, puede cumplirse la anagnórisis. Florisel y Clorinda entran impávidos; Bretón y Lucela, en cambio, deciden quedarse fuera. Mientras tanto, Trebacio y Briana, avisados de la desaparición de los supuestos hermanos, emprenden con los caballeros su demanda, esta vez con el fin de matarlos. Bretón y Lucela, descubiertos por la infanta y Trebacio, desvelan que sus amos han entrado al castillo y los caballeros deciden acometerles. Sin embargo, Florisel y Clorinda salen juntos y el caballero recapitula lo que en el castillo le ha sido revelado sobre sus orígenes gracias a una mágica aparición de Amadís de Grecia, su verdadero padre: los seis hombres armados que habían raptado a Trebacio recién nacido eran los súbditos que Juba, esposa de Amadís, había mandado en busca del león que le había arrebatado a Florisel nada más parir. El caballero lleva además pruebas de ello: un papel y una señal física de Trebacio, quien, al igual que Telamonio, su padre, tiene un lunar en el hombro izquierdo. Así pues, el emperador y su vasallo tienen que trocar reinos y hermanas, quedando Florisel soberano de Grecia y Trebacio de Niquea; el primero casará con Clorinda, el segundo con Briana.

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