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Juan Pérez de Montalbán

Sinopsis de las comedias del primer volumen de Montalbán

Sinopsis de Los templarios (edición de Esther Rodríguez del Cerro)

Acto primero

La acción comienza con un soliloquio de Albante, capitán de bandoleros, en un cronotopo indeterminado perteneciente a la naturaleza; en el que se manifiesta el tópico que va a vertebrar la obra, «Militia est vita hominis super terra» o «Bellum omnia contra omnes», y que estará presente en todas las relaciones humanas pero principalmente en las amorosas. Así, Casandra -una peregrina que ha caído en manos de Albante y los suyos-, expone su terror ante el posible ataque de éste, pero el capitán le pide que no tema, pues sólo quiere servirse de su persona (a modo de estrategia) para provocar los celos de la que dice ser su verdadera amada, Flora, una joven labradora que lo desdeña, debido a que, en realidad, está enamorada de un caballero templario al que busca por el lugar. No obstante, Albante cree que es a él al que implora y, tras elogiar la belleza de su amada ante Casandra que se lamenta de tal hecho pues confiesa su amor hacia el capitán, el bandolero le comunica que ya no son necesarios sus celos y va al encuentro de Flora a quien promete matrimonio. La labradora finge haber caído en el juego de los celos por proseguir con el engaño y para compensar el ultraje de Albante con Casandra exclama que contraerá matrimonio con Gilote, labrador gracioso de la comedia, que llega al lugar en su busca. Albante jura vengarse y se marcha del lugar rápidamente con su prisionera, tras escuchar las repetidas señales de ataque. Gilote y Flora huyen por separado, el labrador se encuentra con los bandoleros y Flora con Germano, su amado, y otros templarios. Se produce una lucha entre ambos grupos antagónicos, de la que salen victoriosos los templarios, pero Albante logra huir. Germano libera a Casandra, lo que provoca los celos de Flora, que recrimina al caballero que la haya desdeñado por su condición de religioso y ahora corresponda a otra dama. Germano se defiende de tal acusación y se marcha con sus compañeros que llevan consigo a Gilote, dejando a la peregrina con su enamorada, quien –pese a todo– se disculpa ante Casandra y le ofrece alojamiento en su aldea. La peregrina confiesa su perplejidad a Flora, declarando haber sentido amor hacia Albante y pide a la joven que le explique el porqué de tantos amores. Flora en el camino le narra, por un lado, la historia de los Templarios (su origen y su misión) y, por otro, la historia de sus amores, aclarando que a quien ama es a Germano, pero que finge amor hacia Albante por la protección que éste otorga a su aldea. La jornada concluye con la llegada de Jacobo de Mola, Gran Maestre, ante los templarios a quienes cuenta el estado poderoso de la orden y ante los que enumera sus estatutos, concluyendo con exaltaciones hacia la Iglesia y reafirmándose en sus objetivos de terminar con el enemigo.

Acto segundo

El mensajero Fabricio trae una carta del Rey de España dirigida a Jacobo de Mola, pero Gilote -vestido de templario «ridículo»- lo disuade diciendo que el maestre se encuentra ocupado en otros asuntos, retomando la conversación con Bartolo, un villano de su aldea, en la que se nos revela que han pasado tres años, que Gilote ha servido a los templarios durante este tiempo, que Albante ya no ama a Flora sino a Casandra y que Flora es correspondida por Germano, lo que enfurece a Gilote, que se siente engañado, pone en duda la honradez del templario y decide volver a su aldea esa misma tarde. La conversación es interrumpida por el Gran Maestre, quien reprende a Gilote por no haberle avisado de la llegada de la carta y pide que traiga ante sí al mensajero. El maestre pide a Gilote que batalle junto a los templarios contra el turco pero éste lo rechaza por cobardía, diciendo que retorna a su aldea y aconsejando al maestre, como agradecimiento, que observe a Germano y a Albante, ahora también templario, porque son unos pecadores. Esto provoca la inquietud de Jacobo de Mola, que se promete averiguar la verdad y escarmentar a aquellos que han ofendido a Dios. Llegan diferentes templarios a celebrar sus últimas victorias, entre los que se encuentran Casandra y Flora disfrazadas de hombre. El maestre repara en ellas, y sabiéndose engañado se promete fingir ante los templarios para cuando llegue la ocasión castigar a los pecadores; les pide que cuenten sus hazañas y los ensalza ante el resto. Todos los templarios salen a luchar contra los turcos que han invadido Rodas y se esclarecen las sospechas, pues Albante y Germano se despiden de sus damas, que deciden huir porque creen que el maestre las ha descubierto. La lucha finaliza con la victoria de los templarios y las damas detienen a sus amados para decirles que quieren descansar en otro lugar, por lo que se van los cuatro juntos, confesando Germano su amor hacia Flora. Sale Gilote, ya en su aldea, junto a Menga, villana, a quien le cuenta que regresa de la ciudad porque no soporta su hipocresía, argumenta que la falta de bondad de los templarios va unida al incremento de sus riquezas y critica la relación de Albante y Germano con Casandra y Flora, respectivamente. Los cuatro enamorados llegan pidiendo posada a Gilote, y Flora le recrimina sus palabras. Gilote los destapa ante Jacobo de Mola, quien se dispone a castigar el agravio, ordenando llevar a las damas a la cárcel de la aldea y retirando las espadas a los caballeros para encarcelarlos. Éstos deciden revelar ante el rey y el Papa las irregularidades que se comenten dentro de la orden.

Acto tercero

Germano y Albante dialogan con Rodulfo, templario, sobre el proceso iniciado por el Papa para juzgar a los templarios por sus monstruosidades y le aseguran que si acude ante su Santidad, no morirá, porque éste está perdonando la vida a los que se presencian ante él para declarar. Aunque a Rodulfo le incomoda el ultraje que están haciendo a Jacobo de Mola, le explican que el haber tenido mujer es una falta menor en comparación con los graves pecados que cometen los templarios. Los caballeros, además, le cuentan que Casandra y Flora sirven al paje del Papa en hábito de estudiantes, para saber cuanto antes si el maestre gana el pleito y si el Papa los ha engañado y quiere apresarlos a ellos también, narrando cómo las damas quedaron libres, cómo lograron liberarlos de su prisión y cómo llegaron a Francia ante el Papa para informarle de los pecados de la Orden sin ser descubiertos, pese a que el Papa ya estaba informado de todo por otras voces. Seguidamente, aparece Jacobo de Mola ante el mismo rey de Francia, el Papa, su secretario y las dos damas disfrazadas de hombre, quienes comunican a Albante y a Germano que el Papa va a acabar con todos los templarios y que es preciso huir. Jacobo de Mola pide a su Santidad que lo escuche para no equivocarse en su resolución, rogándole que condene sólo a los culpables y que libere a los inocentes, pero el Papa argumenta que es imposible conocer únicamente la identidad de los templarios culpables y por ello han de morir todos. Llegan ante el Papa, Albante y Germano con Rodulfo como testigo, y el rey se sorprende de que no estén presos, pero el Papa asegura que les dio su palabra, aunque confiesa en aparte que va a matarlos también. Casandra y Flora muestran sus temores ante la resolución del Papa y Gilote, sin saber que se trata de ellas, acusa de lo acontecido en la orden a su pecado. Oyen ruidos en el palacio que señalan que ya se ha iniciado el encarcelamiento de los templarios, el Papa explica ante el rey el proceso, el secretario comunica al Papa que los estudiantes son dos mujeres y que sus amados le rogaron que las amparase y el Papa les deja escoger estado. Deciden ser monjas y a Gilote lo recompensan.

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