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Juan Pérez de Montalbán

Sinopsis de las comedias del primer volumen de Montalbán

Sinopsis de Los amantes de Teruel (edición de Teresa Ferrer)

Jornada Primera

La acción se inicia en Teruel, de noche, en casa de Isabel, a donde ésta se dispone a mantener un encuentro secreto con su amado don Diego. Están presentes Elena, prima de Isabel, y las criadas de la casa, Luisa y Juana, así como Camacho, criado de don Diego. Ante el temor de ser descubiertos por don Pedro, el padre de Isabel, se trasladan todos a un nuevo aposento, quedando sola Elena, quien expresa sus verdaderos sentimientos: ama a don Diego y siente celos de su prima Isabel y para separarlos ha urdido un engaño, haciendo creer a don Fernando de Gamboa, caballero rico, que Isabel lo ama.

Regresan don Diego e Isabel con los criados y se suceden palabras de amor entre ellos, mostrándose agradecidos a Elena, a quien creen cómplice de su amor. En ese momento, escuchan música en la calle. Ante la insistencia de don Diego, Isabel, que no sospecha que la música se hace por ella, abre la ventana. Se trata de don Fernando que le expresa su amor, convencido de que Isabel le corresponde. Isabel reacciona sorprendida, mientras don Diego se muestra enojado y celoso. En aparte, Elena, urdidora del engaño, se manifiesta esperanzada ante la expectativa de que don Diego pueda ser finalmente suyo. Don Diego enojado, está a punto de dar voces y marcharse, pero finalmente decide no alborotar la casa y esperar a que amanezca. La escena de enfado entre los amantes se sazona con la intervención graciosa de Camacho, el criado de don Diego.

Mientras Elena, en otro lugar de la casa, se hace la encontradiza con su tío y, fingiendo proteger la honra de su prima, le hace saber que don Fernando de Gamboa quiere casarse con Isabel, y que también es requerida por don Diego, situación que puede dar ocasión a habladurías en la ciudad. Don Pedro se muestra agradecido con su sobrina y resuelto a casar a su hija con el más rico, con don Fernando. En el mismo momento se anuncia la llegada de don Fernando, quien manifiesta a don Pedro su amor por Isabel y le pide su mano. Entonces don Diego, que ha estado escuchando oculto la conversación irrumpe. Se produce un breve enfrentamiento, espada en mano, entre los galanes, pero don Diego, consigue enseguida ser escuchado por don Pedro y don Fernando. Don Diego expresa su amor por Isabel, a pesar de que reconoce su pobreza. Finalmente el padre, conmovido, acepta dar un plazo, como don Diego ha solicitado, para que trate de hacer fortuna y regrese rico para obtener entonces la mano de Isabel: el plazo es de tres años y tres días. Don Diego decide alistarse y acudir con las tropas de Carlos V a hacer frente a Solimán. El acto se cierra con la despedida entre los amantes: don Diego se muestra esperanzado e Isabel temerosa ante la idea de que pueda morir en batalla.

Jornada segunda

Se inicia con el desembarco en La Goleta, durante el cual Carlos V cae de la galera Real, siendo rescatado valerosamente por don Diego. Su arrojo es elogiado por el marqués de Mondéjar, el duque de Alba y el propio Carlos V, pero don Diego no recibe recompensa por su hazaña, algo que comenta con pesar con su criado Camacho. Don Diego expresa su preocupación, pues las cartas escritas a su amada nunca han recibido respuesta.

La acción se traslada a Teruel donde Elena y don Fernando han urdido un engaño, haciendo creer mediante el testimonio falso de un soldado, que don Diego ha muerto. La noticia provoca el desmayo de Isabel, quien, al volver en sí, expresa todo su dolor ante su prima y criadas.

De nuevo en el campo de batalla, don Diego muestra esta vez su valor en el asalto a Túnez, causando nueva admiración. Sin embargo, durante el saqueo de la ciudad la fortuna no sonríe ni a don Diego ni a su criado, que obtienen un miserable botín. Don Diego, desesperado, comienza a dar muestras de locura ante Camacho, y le increpa para que le dé muerte. El oportuno encuentro con Carlos V, interesado por la causa de su arrebato, y el relato de sus infortunios y hazañas ante el emperador, quien le reconoce como su salvador en La Goleta, le permite la obtención de la ansiada recompensa. Ya rico, don Diego se dispone a regresar velozmente con Camacho a Teruel.

Jornada tercera

El término se ha cumplido e Isabel está a punto de contraer matrimonio con don Fernando. Su prima, criadas y padre le animan a contener su tristeza y disimular su disgusto, y se disponen a acudir a la ceremonia.

En la calle están don Diego y Camacho, recién llegados a Teruel. El caballero expresa su temor, pues sabe que el plazo concedido para su regreso hace dos horas que se cumplió. Ven salir a Luisa, la criada, quien tras el primer susto, se entera de que don Diego vive, y les informa de que Isabel, creyéndolo muerto, acaba de desposarse con don Fernando. Aparece entonces Isabel, quien al saber que su amado vive, expresa su desesperación, mientras Camacho y la criada Luisa se reencuentran felizmente. Al irrumpir don Fernando en busca de su esposa, asiste a una escena en la que se muestra a don Diego muerto y a su lado a Isabel. Don Fernando, agraviado, se dispone a dar con una daga a don Diego, pero Isabel le hace saber que ha muerto y relata a su esposo lo sucedido. Don Fernando marcha de escena, e Isabel muere presa de dolor, dando la mano a don Diego. Al regresar don Fernando con don Pedro, Elena y criados sólo pueden mostrar su asombro ante lo sucedido y dar testimonio de tan lastimoso caso. El criado Camacho se despide del público, evocando el sepulcro de los amantes, «que aun en Teruel permanece», y dando cierre a la comedia.

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